Por Alba Aguilar
La adicción a nuestro celular es tanta, que sufrimos de una gran ansiedad cuando se nos acaba la pila. Afortunadamente, hay baterías portátiles que nos permiten tener un par de horas más de vida (refiriéndonos al celular, claro). Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos cargarlo con la energía de nuestro propio cuerpo?
La diseñadora de joyería Naomi Kizhner, originaria de Israel, creó una colección llamada de piezas que se adhieren al cuerpo para generar energía eléctrica, como parte de su proyecto Energy Addicts. De miedo, pero probablemente muy útil.
Son tres dispositivos: The Blinker, The E-pulse Conductor y The Blood Bridge. Algunos se introducen en las venas del cuerpo para usar el movimiento de la sangre, lo que hace girar una pequeña rueda en su interior, que produce electricidad.
A muchos les podría parecer incómodo y surreal, pero ese es el punto exactamente: “Quería provocar la idea de qué tan lejos llegaremos para ‘alimentar’ nuestra adicción en un mundo que se está quedando sin recursos. ¿Estaremos dispuestos a sacrificar nuestro cuerpo para producir más energía? Mi intención es abrir el diálogo.” comentó Kizhner.
¿Los usarías?