Por Forbes Staff
El artista plástico Francisco Toledo falleció este jueves a los 79 años de edad, confirmaron sus familiares. Nacido en Juchitán, Oaxaca el 17 de julio de 1970, su obra como pintor y escultor fue célebre por darle belleza a elementos que poco están asociados con la estética como insectos, anfibios, murciélagos y bestias. Sus creaciones fueron expuestas en galerías y museos reconocidos alrededor del mundo.
“Son imágenes de las que ya estoy aburrido, pero de las que no puedo alejarme. Son referencias de cuando era niño e iba a bañarme al río. En esos años, todavía había animales salvajes [en el sur de Oaxaca y Veracruz]; eran zonas no tocadas por el hombre. Veías tapires, lagartijas y culebras con texturas y pieles que siguen apareciendo en mi mente”, dijo Toledo en una entrevista a Forbes México.
Tuvo como sus principales influencias a Rufino Tamayo, Octavio Paz y Franz Kafka. En 2016, el Fondo Cultural Banamex dio a conocer un proyecto para recopilar, a través de fotografías, la obra de Toledo a lo largo de cinco décadas. En la investigación, que duró casi cinco años, se ubicaron más de 7,000 obras del artista oaxaqueño alrededor del mundo, tanto en galerías, como en casas de subastas, archivos, museos y colecciones privadas.
Además, fue reconocido por su activismo de izquierda y por la profunda huella que dejó en Oaxaca, dónde radicaba. Pinturas, esculturas y grabados de su colección llevan implícitas sus demandas de “hacer ver a la gente las injusticias del gobierno, de grupos religiosos y de ciertos líderes” a través del arte.
Su legado incluye haber sido fundador del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y ser uno de los grandes promotores de la cultura mexicana en extranjero. Toledo recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 1998.
Este contenido fue publicado originalmente en Forbes Life México.
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