Clubz es uno de los grupos musicales que mejor entienden el panorama musical en México hoy en día. Su obra no es ni tan ambiciosa para ser considerada un producto de las altas esferas, ni tan pretenciosa como para tacharla de frívola e intercambiable. Es un punto medio especial que han sabido trabajar con delicadeza y mucha paciencia. En este 2018, a varios años de haber comenzado la aventura y después de un par de Ep’s que vislumbraban un futuro prometedor, su disco debut por fin está disponible para escucharse completo.
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¿El resultado? Once canciones que son difíciles de ignorar y que sintetizan una historia ejemplar. Si uno regresa a experimentos como “Texturas” o “Épocas” puede detectar el modus operandi del grupo: ritmos que remontan al sonido de una época inmortal, letras llenas de un ligero romanticismo y un par de voces en armonía que llenan todo de color. “Destellos”, el debut en cuestión, es todo eso y un poco más. Un disco que eleva todo eso a su máxima capacidad y que suena perfectamente bien por donde se le escarbe.
Las referencias a los ochenta están ahí y su cercanía con otros grupos que utilizan lo que David Keenan alguna vez llamó pop hipnagógico también, pero Clubz está más cerca de la delicadeza de personalidades como Dev Hynes y Dan Bejar que de otros buscadores de joyas perdidas. Canciones como “El Rollo”, “Réplica” o “Popscuro” están bañadas de una melancólica sensualidad que incita al baile neón. El resto del disco, además, demuestra un valioso esfuerzo latinoamericano en conjunto.
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Sus invitados son pocos, pero muy bien cuidados. Girl Ultra cierra el disco con “Súper Visión”, Ela Minus le da vida a “Nagano” y Buscabulla llena el corazón de todo el disco en “Cáile”, una canción que describe a la perfección el nuevo rostro de Clubz y que cuenta con todo lo necesario para convertirse en la última gran canción de un verano que ya murió. Si el disco se escucha tan bien es porque su producción no fue tomada a la ligera. La espera fue larga, pero cada uno de esos días valió la pena.
“Destellos” es una de esas sorpresas que pocas veces se ven en el panorama musical mexicano y Clubz un grupo que lo representa a la perfección. Estas canciones pueden sonar en cualquiera de los escenarios que ofertan música y en todas triunfar sin ningún problema. Es un disco que acaricia con bondad y que apela a ese lugar del corazón que todos queremos llenar. Lo logra, y además nos pone a bailar.