Escuchar la música de Helado Negro siempre ha sido una experiencia más parecida a un sueño que a cualquier otra cosa. Sus melodías (porque sus letras se cuecen aparte) están cargadas de algo tan especial que inmediatamente
transporta a lugares más etéreos y menos físicos.
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Son ambientes electrónicos, pero dotados de una humanidad que es palpable incluso a los oídos menos acostumbrados. Una experiencia que solo puede ser aterrizada con un discurso real, latente y cotidiano: la experiencia de la latinidad en los Estados Unidos.
Si la música es un sueño, entonces los versos de Roberto Carlos Lange son el gatillo que despierta de golpe. Al ser un ecuatoriano-americano y al pertenecer a una de las minorías pan-latinas más pequeñas, su experiencia no puede quedar olvidada entre las transparencias de sus melodías. En todos sus discos ha ahondado en ella de distintas formas, desde el análisis (“Double Youth”) hasta el orgullo que le hace frente al mundo (“Private Energy”). “This Is How You Smile”, probablemente, es la primera vez que lo hace con puro amor.
Ese amor se nota desde la primera nota en “Please Won’t Please”, una canción que arroja el verso más poderoso del disco sin temor: “Brown don’t go / Brown just glows”, una afirmación basada en una vida de experiencia. Se siente sincero, completo. Una perfecta introducción para lo que vendrá después: su colección de canciones más estables. En donde antes Helado Negro encontraba tiempo para divagar entre silencios y sintetizadores, ahora lo utiliza para crear genuinas caricias al corazón.
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En sus manos la tropicalía brasileña encuentra un cálido hogar. “Imagining What To Do”, “País Nublado” y “Sábana de luz” son canciones que parecen reimaginar las guitarras de Caetano Veloso y Gilberto Gil en un nuevo contexto en el que los sampleos son una posibilidad, un apéndice de la naturalidad. Su tradición de cariño permanece intacta y se complementa con una siempre fiel representación de una cultura que cada vez es mejor entendida y mejor representada.
Pero aquí también hay experimentos electrónicos que contribuyen a la efectividad del disco. “Echo for Camperdown Curio”, por ejemplo, es una postal casi orgánica que se convierte en artificio para invitar a ese sueño del que se hablaba al inicio. Un pequeño puente que lleva a caminos como el de la inquieta “Fantasma Vaga”,
la bellísima “Running” o la lindísima “Two Lucky”, que podría tener el consejo más grande del disco: “Take care of people today / Hold their hand / Call them up…”.
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Porque el disco, como muchas de las canciones anteriores de Helado Negro, también está lleno de recuerdos, de memorias. Lange parece notar que a ellos les pertenece el presente y que sobre ellos se cimentará el futuro. Desde la portada en la que se le puede ver al lado de su hermano en una fiesta de cumpleaños hasta los espectros que viven en las canciones, a “This Is How You Smile” lo habita esa alegría inmortal, la alegría de no olvidar.
El nombre del disco es tomado de “Girl”, una historia corta de la autora Jamaica Kincad publicada en The New Yorker, en 1978, sobre una madre que impone reglas sociales a su hija y que contiene los siguientes versos: “this is how you smile to someone you don’t like at all; this is how you smile to someone you like completely”. El disco tiene mucho menos cinismo que la madre. Es más dulce y tal vez más humano. Así es como sonríes cuando estás a punto de soñar.