Hay algo que admirar de Muse, han crecido más allá de las peticiones y complacencias del público y la crítica, han pasado de un género a otro sin darle demasiada importancia y además han mantenido la esencia de lo que son, por lo menos desde su tercer producción, Absolution.
Ya sea rock progresivo, space rock, electrónica y hasta dubstep, la banda ha mantenido fidelidad a lo que son, un grupo que busca expresar sus inquietudes personales y sociales a través de producciones inmensas. Hoy esto no es nada nuevo, pero hace 10 años apenas comenzábamos a notarlo.
Después del éxito de Black Holes and Revelations, en el que hablaron de política, corrupción, agujeros negros y más, ganaron fama a nivel mundial. Se encerraron en Lago Como, en Italia y produjeron Uprising, que fue lanzado el 14 de septiembre de 2009. Este disco es una transición clara de lo que hablaban en su trabajo anterior, sin embargo, también representó el momento en el que su música fue creada para estadios, no para escuchar en la comodidad de tu hogar.
Uprising tiene canciones que puedes corear mientras viajas en auto y que incluso tienen tintes sensuales –como Undisclosed Desires– pero sobre todas las cosas, son canciones que sólo funcionan al 100 % si estás viendo a la banda en vivo con un equipo de producción nunca antes visto, tecnología de punta y miles de personas a tu alrededor cantando al mismo tiempo. Es ahí donde Muse provoca esa catarsis que otras bandas logran con tan solo darte una canción bien producida.
No significa que el disco no cumpla lo que busca. United States of Eurasia es una “sinfonía” ecléctica que juega con sonidos de dicha región y cuya letra hace una clara referencia a 1984, parte fundamental del discurso de la banda. A pesar de las letras y el teclado –que tiene una gran participación en esta canción y en la parte final del disco, la verdadera sinfonía– de Matt Bellamy, la batería de Dominic Howard resalta sobre el resto de la composición.
El disco funciona a su nivel, pero es con esa producción impecable, la afinación del sonido y la pureza digital que se siente, que pierde esa esencia de banda de rock, lo que confunde a muchos. Pero como se dijo al principio, Muse superó esa etapa y ha buscado expresar ideas e historias –tal vez por eso tantos amantes de los cómics, los videojuegos y la ciencia ficción soft, son fans de la banda– a través de la música. Es art rock aunque a diferencia de otras obras de este género, se siente forzado.
Bellamy y compañía llegaron a la cima con Uprising, desde entonces son sold out donde sea que se presentan. Su show es uno de los más impresionantes en vivo y es difícil encontrar fallas en lo que presentan, pero en un irónico juego del destino, mientras sus letras hablan de vigilancia, resistencia y pérdida de individualidad, parece que su música nace a partir del análisis de millones de datos que los ayudan a producir canciones “perfectas”, lo que nos hace preguntarnos ¿qué tuvo que sacrificar Muse para mantenerse la cima?
Debe estar conectado para enviar un comentario.