¿Cuántos no crecimos con la idea de que copiar era malo y que no había nada mejor para nuestro desarrollo que poner a volar nuestra imaginación? Aunque somos la mayoría, ésta creencia podría estar a punto de cambiar completamente.
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Resulta que Kentaro Ishibashi y Takeshi Okada, un arquitecto y un profesor de la Universidad de Tokio en Japón, investigaron este tema durante varios años y descubrieron que copiar el arte de otros puede ayudar a facilitar la creatividad artística.
Esto se comprobó luego de reunir a 30 estudiantes y estudiarlos durante tres días. Los participantes fueron divididos en tres grupos y les pidieron hacer diferentes actividades. El primero tuvo que dibujar una pieza de arte original en donde les dieron un objeto para usar como sujeto.
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El segundo tenía que crear un dibujo original de un objeto banal del mundo real durante el primer día. Mientras que durante el segundo se les presentó una imagen de una obra de arte abstracta y se les pidió que copiaran la imagen en una hoja de papel en blanco mientras imaginaban la intención del pintor. Y el tercero tenía que producir su propia obra de arte basado en un objeto real.
¿El resultado? El grupo que tenia que copiar a otro artista fue mucho más creativo que el que tenía que crear su propia pieza de arte. Esto se dedujo luego de ver que las personas que no copiaron hicieron dibujos mucho más reales mientras que los otros eran más divertidos y fantásticos.
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Esto significa que los que estaban en el grupo de control simplemente dibujaban objetos que estaban en la sala, su imaginación estaba limitada por la falta de exposición a otras posibilidades. En contraste, quienes copiaron el trabajo abstracto comprendieron que su arte no tenía que adherirse al realismo, y por lo tanto produjeron obras más variadas e interpretativas.
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