Existen pocas frustraciones tan fuertes como la de hacer ejercicio disciplinadamente por semanas y no ver los resultados. Lo entendemos. Y es por eso que la mayoría se dan por vencidos justo en el punto en que no deberían.
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Seguramente lo has vivido: ya levantas más peso, corres más distancia, aguantas la clase de principio a fin, ves ESOS resultados, pero luego no ves más. Es entonces cuando empiezas a darte “permisos” que arruinan tu rutina y todo comienza a ir en picada.
Primero, debes saber que hay tres factores clave en esto: sueño, estrés y nutrición. Si crees que manejas los tres relativamente bien, aún hay un par de cambios que puedes implementar HOY para mantenerte encaminado.
Elige un ejercicio y apégate
No puedes entender el ejercicio a menos que lo hagas de manera constante. Es más importante comprometerse con tres o cuatro días por semana y hacer que cuenten, en lugar de hacer diferentes tipos de ejercicio, pues no te enfocas en nada al final. Idealmente, busca un ejercicio “multi-nivel”, es decir, que vas mejorando y haces clases de niveles más avanzados como yoga, pilates, box.
Planea
Si está en tu agenda, lo harás. Planear tu ejercicio con anticipación es darle prioridad. Reservar tu lugar en la clase días antes no solo tiene sentido desde el punto de vista logístico, sino que también te ayuda a mentalizarte para sacarle el mayor provecho. Al agendarlo y reservarlo, estás diciendo: “esto es prioridad y no es negociable”, así tengas que acomodar cosas alrededor de ello.
Pon atención a las opciones que tienes para mejorar
¿Ubicas esas personas que siempre están ahí y dominan la clase? Normalmente están a tope de rendimiento, enfocadísimos y dejándolo todo. Deja el ego afuera y síguelos. Encuentra personas motivadoras para que tú también te esfuerces tantito más. Toma las sugerencias que el maestro haga a otros también para ti.
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Toma cada clase como si fuera la primera
Escuchar al instructor decir “aprieta el abdomen” por enésima vez, es fácil descartarlo. Pero recuerda cómo lo escuchabas como principiante y dale un poco más. Siempre hay más fuerza, repeticiones, velocidad en tu cuerpo, no te acomodes.
No sobrestimes las calorías que quemas
No todos los cuerpos son creados iguales. Si un entrenamiento dice que puedes quemar 1,000 calorías por clase, eso no significa que tu cuerpo va a hacerlo. Podrías estimar que en una clase quemas de 300 a 400 calorías, pero tal vez sólo quemas 150. Y si sobrestimas lo que quemas, sobreestimas lo que comes después. Si comes más calorías de las que quemas, los resultados no se van a ver.
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¿Te diviertes?
No tienes que hacer lo que todos están haciendo. El factor de diversión es clave para que te apegues al ejercicio. Entre más puedas sacar la conversación mental de tu entrenamiento y realmente encontrar algo que sea divertido, mejor. Y más verás los resultados, por ende querrás ir más.
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