Son tiempos complicados, y necesitamos toda la calma que podamos obtener de las cosas que hagamos a lo largo del día, ¿no? Si ya eres fiel a tu práctica de yoga o estiramientos a cierta hora del día, puedes darle un upgrade y volverlo también una sesión de meditación y sacarle mucho más jugo a estos minutos de tu día.
El yoga es por naturaleza una práctica de meditación. Seguir la respiración y poner conciencia en los movimientos es sumamente meditativo. Pero en occidente lo hemos vuelto y visto más como una actividad física deportiva y de rendimiento. Si es tu caso, está bien, pero puedes hacer estos pequeños cambios para volver tu sesión de ejercicio en una sesión de introspección y de conexión con algo más grande. Haz la prueba y nota cómo te sientes.
Asigna una intención o un mantra
Un mantra es una palabra o frase que repites (en tu cabeza) durante la meditación. Esto puede ayudar a cambiar la mentalidad y perspectiva sobre una situación y también puede ayudar a evitar distracciones que pueden venir a la mente y robarnos la paz. Usa un mantra para repetir durante tu sesión de yoga y mantenerte en la energía que deseas. Puedes usar uno de estos o alguno como “No estoy definido por una experiencia”, “No soy mis emociones”, “Tengo todo lo que necesito”, “Soy capaz” o “Mi corazón me guiará”. Sigue tu respiración y mantente lejos de pensamiento tóxicos o negativos.
Tómate tu tiempo y deja que la respiración te guíe
No tienes que ir a paso de tortuga, pero tampoco quieres correr. La clave es fluir y moverse a un ritmo que se sienta natural y cómodo y que no acelere la respiración. Quieres fluir a un ritmo en el que cada respiración pueda ser completa, profunda e intencional. La respiración es un componente tan importante del yoga, y es lo que hace que muchas formas de yoga sean algo meditativas. Encuentra tu respiración Ujjayi (también llamada “respiración oceánica”), en la que inhalas y exhalas por la nariz mientras mantiene una ligera contracción en la parte posterior de la garganta y mantiene los labios cerrados. Suena similar al sonido del mar, precisamente. Con cada exhalación, intenta liberar los pensamientos y sentimientos que ya no te sirven.
Pon atención a las sensaciones
Para ayudar a salir de los diálogos internos, concéntrate en las sensaciones físicas. Siente cómo se disparan los músculos mientras sostienes cierta postura, disfruta del suave estiramiento de las pantorrillas e isquiotibiales mientras pedaleas en un perro hacia abajo, respira en ese glorioso estiramiento de cadera durante la postura de la paloma y experimenta empujando tus manos y pies en el suelo para activar los músculos y sentirte más conectado a la tierra. Observa dónde sientes la tensión, en qué posiciones puedes querer permanecer más tiempo y qué ajustes sutiles está pidiendo tu cuerpo para sentirse más equilibrado. Sentir todo en tu cuerpo te mostrará que tienes más fuerza de lo que crees y te ayudará a mantenerte presente.
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