Por Julio Hernández
Imagina poner a trabajar a Diego Rivera y Guillermo del Toro dentro de una de las bibliotecas más grandes de América Latina, la de la UNAM, para recrear pasajes y personajes inspirados en la migración de la mariposa monarca, la lucha libre mexicana y la jungla maya. Todo esto en un escenario ambientado con toda la riqueza del ecosistema de la Riviera Maya, transformado en un cenote.
El resultado es Joyà, el espectáculo de Cirque Du Soleil, traído a la Riviera Maya por Grupo Vidanta, tras cuatro años de negociación y 30 millones de dólares para consolidar este primer espectáculo permanente en México, lo que lo hace único en el país.
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El teatro que alberga el escenario de Joyá fue diseñado por el arquitecto Arturo Hernández y construido encima de una gran laguna, cuya arquitectura conjuga profundamente con la exuberante naturaleza del lugar, “un oasis dentro de un oasis” a palabras del Grupo Vidanta.
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En escena participan 36 artistas de al menos 10 países, cuyos cuerpos desafían la fuerza y la flexibilidad humana en cada uno de los actos que ocurren en el espectáculo, al que se suma un protagonista más, cuyas creaciones se complementan con la excepcional experiencia que se vive al interior de este recinto: El chef Alexis Bostelmann, cuyo reto fue crear una cena que emulara la magia, la fuerza y la creatividad de Joyà, la cual se puede disfrutar una hora antes de que la historia en el teatro comience, acompañado de una botella de Mercier.
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La historia de Joyà ocurre en un escenario que aparenta una gran biblioteca llena de grandes libros antiguos que parecen albergar el conocimiento entero del mundo, donde el protagonista es un viejo naturalista llamado Zelig, quien a través de la historia le transmite toda su sabiduría a su pequeña nieta.
Escenarios que bajan del cielo a la tierra y se sumergen en el mundo submarino, artistas esculpidos por la disciplina que realizan actos inimaginables que desafían la gravedad y la resistencia humana. Un espectáculo donde aparece constantemente el arte de Frida Kahlo y Diego Rivera, el imaginario de Guillermo del Toro, el bello acto migratorio de la Mariposa Monarca, cuyo vuelo une a Canadá con México, una cena que acentúa esta experiencia, así como la música que envuelve todos estos detalles. Si a la Riviera Maya le faltaba una joya, esta se la puso Joyà del Cirque Du Soleil.
Nota originalmente publicada en Forbes Life México.
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