Si alguien sabía algo sobre la grandeza de Miles Davis, era Miles Davis. En una cena en la Casa Blanca en 1987 le preguntaron qué había hecho para merecer estar ahí, a lo que respondió: “Bueno, he cambiado la música unas cinco o seis veces”.
La humildad es para todos, pero dejarla atrás y no quedar en ridículo es algo que sólo los verdaderos genios pueden hacer. Miles Davis tuvo una vida problemática, extravagante, llena de excesos y más, pero no olvidemos también que vivió en una época llena de racismo, y aún así logró sobresalir.
Miles Davis nació el 26 de mayo de 1926 y falleció el 28 de septiembre de 1991, por lo que su carrera es esencial para entender la música del siglo XX, y claro, todo lo que se ha creado en el siglo XXI. A veces se le da demasiado reconocimiento a la música estadounidense porque antes las bandas de rock eran las únicas que hacían giras mundiales, pero con Miles Davis realmente podemos decir que cambió la manera de escuchar, hacer, sentir y hasta ver la música.
Su grandeza radica por dos cosas, por el sonido que nos dejó en sus discos y por la influencia que llevó a todo el mundo. Esta vez nos concentraremos en la primera, la más pura y tal vez la mejor. Además de los otros titanes del jazz de lo que hablaremos después, ¿qué es mejor que escuchar un poco de Miles Davis, ya sea en los días buenos como en los malos?
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