Parece que fue una eternidad cuando Billie Eilish llegó a nuestras vidas, pero apenas hace seis años que Ocean Eyes debutó en SoundCloud y nos presentó a una adolescente con una voz angelical. Aún más apenas han pasado dos años desde que lanzó su primer disco y transformó la idea de lo que puede ser una estrella pop.
Ahora Billie Eilish regresa con su esperado segundo disco y como siempre sucede con estos trabajos, las expectativas son demasiado altas. Siguiendo la fórmula que la llevó al éxito internacional, Billie de nuevo trabajó de la mano con su hermano FINNEAS, pero aunque ya no se encuentran en casa de sus padres, sino en el estudio de Finneas en California, el proceso sigue siendo el mismo.
El simple hecho de que el disco sea tan similar en fórmula, pero tan distinto al momento de componer es un reflejo de lo que podemos esperar del nuevo disco de Billie. Para el primer disco ya era una celebridad, pero para nada como el nivel que tiene que cargar en este momento donde es más fácil reconocerla alrededor del mundo que a muchos de los políticos que han estado al frente de la batalla contra el Covid-19.
La pandemia también es un elemento clave. En la cima de la fama y con una gira mundial en puertas, la situación actual forzó a esta mega estrella a encerrarse en su hogar como el resto y sin mucho que hacer para cumplir los sueños de gira, se puso a grabar un disco que ha dicho que es mucho más introspectivo (aunque el primero ya lo era bastante).
Finalmente, antes de saltar de lleno al tan esperado disco, es importante mencionar el cambio de imagen de Billie Eilish, no porque tradicionalmente eso afecte la música del artista, sino porque ella es consciente de que su cuerpo ha sido terreno de debate y esta es su manera de decir que eso no sólo está mal, sino que ella es la única que decide qué hacer con su cuerpo y cómo mostrarlo. Sin duda, un gran movimiento para una cantante de 19 años.