No hay mejor manera de empezar el día que con energía. Cuando estamos alerta desde el primer momento, somos mucho más productivos, pues el ritmo que tomamos es algo que ya no queremos que baje durante el día por las actividades que podamos tener.
Una de las mejores maneras de comenzar tu jornada con energía es con un baño de agua fría, ¡en serio! Aunque al principio puede sentirse como una tortura porque estamos acostumbrados a los deliciosos baños con agua caliente que nos relajan, el agua fría tiene tantos beneficios que seguramente te hará pensar si vale la pena seguir bañándote con agua tibia/caliente.
Reduce el estrés
Al dejar caer agua fría sobre tu cuerpo, se libera una pequeña cantidad de estés, pero no te preocupes, no es algo que te afecte por mucho tiempo. De hecho, el cuerpo se acostumbra cada vez más a esa pequeña dosis de estrés y eventualmente, al encontrarte en situaciones realmente estresantes, te sentirás mucho más en control del momento.
Te mantiene alerta
Este tipo de duchas te obliga a respirar profundamente, reduciendo la cantidad de CO2 que corre por tu cuerpo y de esa manera ayudándote a concentrarte en lo que realmente importa. Esto es algo que te ayudará a lo largo del día.
Mejora tu ánimo
Aunque no lo parezca, despertar cuando el sol aún no sale y meterte a la regadera con agua fría te hará más feliz. El choque térmico permite que se acelere la producción de noradrenalina, que genera activación y una leve mejoría del humor, incluso combate la ansiedad.
Mejora tu sistema inmunológico
La producción de células blancas derivada de las duchas con agua fría mejoran tu sistema inmunológico y te ayudan a prevenir enfermedades. Por otra parte, la baja temperatura del agua crea resistencia en tu cuerpo, no sólo soportas más estrés, también más dolor que se traduce en mayor fuerza de voluntad.
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