Conforme la pandemia mundial se desataba durante el año pasado, de pronto todos empezamos a buscar formas de aumentar la inmunidad. El sistema inmunológico es nuestra protección más importante contra todo lo que sucede y amenaza nuestra salud. Y pues, lo lógico es que queramos aumentar nuestras defensas y elevar el sistema inmune. Pero cuando se trata de la salud inmunológica, el equilibrio es mucho mejor que la estimulación.
Lo que esto significa es que cuando nuestros cuerpos se enfrentan a amenazas de microbios invasores, queremos que nuestro sistema inmune genere una respuesta adecuada. Eso quiere decir que no reaccione de forma insuficiente ni tampoco exagerada, porque cualquiera de esos puede provocar problemas de salud graves. La carga de suplementos como la equinácea, por ejemplo, puede sobreestimular el sistema inmunológico, lo que puede desencadenar una reacción exagerada peligrosa que conduce a una inflamación descontrolada o células inmunitarias confusas que atacan el cuerpo, especialmente peligroso para cualquier persona con una enfermedad autoinmune.
Además, un sistema inmune sobreestimulado puede desgastarse eventualmente. Si las células inmunitarias incorrectas se estimulan constantemente, es posible que ni siquiera obtengamos la respuesta de derrota que se esperaba. Entonces, en lugar de estimular el sistema inmune, hay que darle equilibrio, con soluciones complementarias que ayuden a afinar y entrenar la actividad inmunológica para obtener respuestas óptimas. La mejor defensa es un sistema inmunológico bien equilibrado.
Un sistema inmunológico bien equilibrado nos mantiene saludables y vitales. La primer señal para saber que necesitas blancearlo es si no te sientes bien, al menos la mayoría de los días. Si te sientes bajo de energía, te estresas con facilidad, tus cortadas tardan más en sanar, o si cachas gripas fácilmente. Hay cosas que puedes hacer para comenzar a lograr este balance y son más fáciles de lo que crees.
Procura darte baños en la naturaleza
“Bañarse en el bosque” realmente se refiere a sumergirse en un entorno verde natural. Hay estudios que demuestran que pasar tiempo en espacios verdes, como un bosque o un prado, ayuda a equilibrar y mejorar la función inmunológica.
Yoga
La antigua práctica del yoga combina posturas físicas, técnicas de respiración enfocadas y atención plena para brindar una variedad de beneficios para la salud. Los estudios demuestran que el yoga ayuda a reducir la inflamación y mejorar la función inmunológica, especialmente con una práctica constante a largo plazo.
Meditación
La meditación mejora la conciencia y capacidad para permanecer claro, tranquilo y concentrado en la vida, mientras enriquece la salud y bienestar. Los ensayos clínicos muestran que la meditación ayuda a reducir la inflamación, mejora la inmunidad celular y apoya la respuesta de anticuerpos a microbios infecciosos.
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