A lo largo de nuestra vida experimentamos una serie de tropiezos y fracasos que al acumularse o no superarse nos dejan importantes secuelas en nuestra auto percepción, nos hace sentir menos y nos debilita psicológicamente al grado de no creernos capaces de superar ningún obstáculo o no llenar las expectativas. La buena noticia aquí, es que las únicas expectativas que debemos llenar son las propias.
No merecimiento, no aceptación, no autoconfianza, entre otras cosas simulan piedritas en el zapato que cada vez molestan y lastiman más. Si identificas alguno de estos patrones entonces es la señal que necesitabas para hacer un cambio transformacional y fortalecer comportamientos, pensamientos y/o malos hábitos. Recuerda que es muy difícil cambiar lo que no reconocemos, así que este ya es un gran paso.
Muchas veces vivimos arrastrando patrones desde nuestra niñez que no sanan, no se superan y no nos dejan avanzar. Pero la clave del cambio es ACTUAR. Nadie puede hacer por nosotros lo que nos corresponde hacer a nosotros mismos y esto incluye la responsabilidad de cuestionar nuestros pensamientos y conductas diarias. Te compartimos algunas señales que pueden hablar de una baja autoestima.
¿Cómo nos hablamos?
El pensamiento de autopercepción es el que más peso tiene, por eso debemos tener cuidado con lo que pensamos, a la larga puede materializarse. “No hago nada bueno”, “todo me sale mal”, “soy una persona tonta”, “Soy fea/o”, “no puedo”, “seguro voy a fallar” y un largo etcétera, son patrones de nuestro discurso interno que tenemos que modificar.
El no merecimiento
Si te sucede algo increíble o te pasa algo que anhelabas y simplemente no te sientes suficiente para recibirlo, no lo disfrutas y evitas el éxito o hasta desearías que no te hubieran sucedido. Es un vicio de autosabotaje que casi todos hemos hecho alguna vez.
Estar a la defensiva
Comúnmente te tomas las cosas muy personales, te pones una barrera con las demás personas, dejamos que comentarios externos nos lastimen o nos hagan estar tristes llevándonos a actuar de diversas maneras que muchas veces terminan poniéndonos en situaciones incómodas y nos metemos en problemas.
Falta de autoconfianza
Detrás de nuestro intento de alcanzar “la perfección” hay mucha inseguridad de por medio. Dudamos de lo que hacemos y lo corregimos mil veces a pesar de estar bien. Cree y confía en ti, lo estás haciendo bien.
Te cuesta equivocarte
Si no ves los errores como aprendizajes, te pone mal equivocarte, te juzgas constantemente y escondes tu emociones. Recuerda que somos humanos y podemos equivocarnos las veces que sean necesarias hasta lograr aprender.
Tomar decisiones
A veces confiamos poco en el poder de nuestra palabra por lo que tomar decisiones se vuelve muy difícil. La indecisión aparece en momentos importantes y resulta un obstáculo para alcanzar tus metas.
Complacer a otros
Pasamos más tiempo intentando complacer las expectativas de las demás personas, que centrarnos si eso realmente nos hace felices. Cedemos en todo y es casi imposible decir no. Tienes estrés y ansiedad de fallarle a los demás constantemente.
Críticas externas
Te afecta mucho el que dirán, la opinión de otros tiene más peso que la tuya. Haces o dejas de hacer cosas por miedo a las reacciones externas. Muchas veces nos pone triste si alguien nos critica para mal al grado de afectarnos demasiado.
Aprobación
Preferimos callar y ocultar nuestras emociones y sentimientos antes de incomodar a otros. Haces cosas que probablemente no te gustan para mantener a personas (ajenas a ti) felices. Prefieres arriesgar tu propio bienestar por recibir una aceptación.
Motivación
Te juzgas constantemente y recuerdas más tus errores que tus aciertos. Haces tus obligaciones casi por obligación y sin ganas. Casi nada que te impulsa de manera positiva.
Todos hemos experimentado una o varias de estas señales, identificarlas y aceptarlas ya es un primer gran paso. Recuerda que ningún cambio es lineal, todo toma su tiempo y dedicación. La autoestima es algo que se construye diario.
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