En 2017 “Amor Prohibido” de Selena fue nombrado como uno de los 150 mejores discos hechos por mujeres en la historia de la música occidental por la National Public Radio, una estación/página de internet que es una de las fuentes más respetables sobre música en Estados Unidos. Descrito en la misma publicación como “un símbolo cultural que estaba destinado a trascender en la historia”, el último disco editado por Selena en vida continúa como una de las representaciones latinas sonoras más vigentes que se pueden consultar.
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No es ninguna hipérbole, las canciones que se incluyen aquí no solamente son “un entero reflejo del espectro de la vida tejana”, como el autor Guadalupe San Miguel describe al Tex-Mex en su libro “Tejano Proud” editado en 2002. Estas canciones también son una especie de revolución tanto para el género en el que se desenvuelven, como para una industria que se encontraba en plena mutación de cara al nuevo milenio.
El disco salió en 1994, el año en el que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entró en vigor y la distribución de productos –incluyendo la oferta musical de los involucrados- se agilizó. También, paradójicamente, una época en la que las leyes migratorias para los latinos en Estados Unidos se hacían cada vez más severas. En una era en la que se necesitaba una voz para una comunidad latina cada vez más representativa, Selena apareció con el disco perfecto para dársela.
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Las canciones que aquí se encuentran tienen todos esos sentimientos. Desde la distinción de sociedades en la titular “Amor Prohibido” hasta la nostalgia misma de pertenecer a dos culturas completamente distintas en “Fotos y Recuerdos”. Desde el empoderamiento necesario en “Si una vez” hasta las pequeñas alegrías en “El Chico del Apartamento 512”. Si había alguien a quien acudir para sentir empatía, Selena era la persona indicada.
Y no solamente para cantar al unísono, sino también para celebrar la multiculturalidad propia de Latinoamérica en medio de una frialdad americana. “Technocumbia” como un híbrido estandarte, “Bidi Bidi Bom Bom” como el “Ob-La-Di, Ob-La-Da” de la generación noventa y “Ya No” como su rostro más pop jamás mostrado.
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“Amor Prohibido” es un disco lleno de sorpresas que siguen latentes como en su momento. Regresar a él es celebrar el llamado #LatinPower desde su médula más importante. Un disco que no importa cuánto tiempo pase, sigue tan vigente como el primer día en que se publicó.
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