Hay algo en el llamado neosoul que enamora de inmediato a quien lo escucha. Sus raíces arraigadas en la música negra, aunado a la visceralidad de sus intérpretes y el uso de tecnologías cada vez más sofisticadas, hacen del género algo tan digerible que puede fácilmente pasar desapercibido por simple música pop en el camino.
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Ahí, en medio de los D’Angelos y Erykahs Badu del mundo, Maxwelll se encuentra como una especie de secreto. Su carrera –comenzada a finales de la década de los noventa- cuenta con varios ejemplos de que la injusticia siempre lo ha acompañado. Sin embargo, y con toda la intención de que algún día deje de ser así, hace no mucho tiempo reapareció con “blackSUMMERS’ night”, quizá el disco en el que mejor se ha escuchado hasta hoy.
Aquí Maxwell se muestra como lo que es: uno de los mejores intérpretes que el mundo tiene actualmente y, además, una de las voces más sofisticadas para hablar de los estados del amor. En sus manos el sentimiento no es material para crear dulce, si no una serie de estados emocionales que vale la pena admirar.
Las pruebas están en las canciones. La celebración en “All The Ways Love Can Feel”, la incertidumbre en “Finger Crossed”, la esperanza en “Listen Hear”, la pasión en “The Fall” o la decepción en “Lost”. Todas con Maxwell recitando versos letales con todas sus fuerzas y todas con arreglos musicales que hacen que el traje que porta en la portada no sea ninguna coincidencia.
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“blackSUMMERS’ night” es un disco que se puede disfrutar de muchas formas: desde ser un atinado acompañante para parejas hasta una inseparable ruta de amor en alguna fiesta o un ideal punto de partida para introducirse de lleno al género. No importa, porque al final es un disco que anuncia que envejecerá como lo que es: uno de los tesoros mejor guardados que nos ha dado la nueva década hasta el día de hoy.
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