Cuando no tenemos palabras para describir el dolor de perder a la persona que amamos, la música puede ser catártica, pero son pocas las notas y las voces correctas que pueden darle forma a esa angustia. Adele logra todo eso con aparente facilidad.
Y es que durante cuatro discos de estudio, la temática de Adele parece haber cambiado poco, temas de nostalgia, rupturas amorosas, miedo a no ser amado, romantizar las relaciones pasadas y más. El amor y el desamor toman muchas formas y parece que ella, a sus 33 años las ha vivido todas, pero lo que hace en 30 es espectacular más allá de lo que podíamos esperar.
En 30 Adele demuestra que el dolor siempre puede ser más grande de lo que pensábamos. Aquí está la mujer que nos dijo lo difícil que era superar una ruptura amorosa y el miedo de volverse a enamorar después de que te rompieran el corazón, pero ahora tiene un divorcio y un hijo a su cargo y finalmente entendió lo que es la verdadera soledad.
I’ll be taking flowers to the cemetery of my heart es la frase con la que Adele abre el disco y es la advertencia de que esto no será más fácil que en sus discos anteriores. Strangers by Nature es una gran canción al estilo de Adele que sigue de su sencillo Easy on Me que nos preparó para este disco de 12 canciones y demostró que la cantante podía seguir dándonos esas canciones pop llenas de melancolía que siempre necesitamos, pero en My Little Love, una canción donde se nota la influencia de cantantes como Tyler the Creator y donde Adele usa llamadas con su hijo Angelo para explicarle por qué ya no está con su ex-esposo y después nos cuenta (no nos canta, sólo nos platica) cómo es que por primera vez se siente sola, podemos entender por qué Adele se tomó seis años en sacar un nuevo disco.
25 fue un éxito de ventas, pero no pudo vivir con la expectativa que se tenía de él debido a que 21 se convirtió en un clásico instantáneo y es ahí donde viven algunas de las mejores canciones que la artista sacará en su vida, pero además, también se trató de un disco muy bien producido con canciones un tanto genéricas. Aquí Adele supera la marca de los seis minutos en casi la mitad del disco, usa técnicas más experimentales.
Además de Tyler the Creator, Frank Ocean y su trascendental Blonde son claras referencias para la cantante y aunque ella ha dejado muy claro que le debe el 90% de su carrera a Amy Winehouse, es una sorpresa notar una fuerte influencia de la cantante británica en Cry Your Heart Out.
Incluso en sus canciones más comerciales, Oh My God y Can I Get It (que parece que desempolvaron del 2011 y la publicaron 10 años después) Adele provoca demasiado en nosotros. Entre ritmos mucho más sueltos para su estilo, pero con letras sobre volver a salir y conocer gente, no hay duda que en el disco tenemos una canción para cualquier situación amorosa por la que estemos atravesando.
21 es imposible de superar por el simple hecho de que ya vive en el pasado y porque fue lo que la dio a conocer a todo el mundo, pero con 30 Adele nos da su disco más impactante, mejor producido y sí, aunque sea difícil de creer, el más personal hasta el momento.