Zoé encontró su sonido muy rápido en su carrera, quizá es por eso que en 2005 lanzó su primer álbum recopilatorio, donde más allá de unas canciones para películas, era una mezcla de sus primeros dos discos. Por eso en 2020 escuchar un Zoé fresco, tan parecido al de sus inicios pero con matices bastante notorios es una bocanada de aire fresco para la banda y para nosotros.
Sonidos de Karmática Resonancia es el séptimo disco de estudio de la banda. En él nos encontramos a una banda que mantiene todo lo que la ha hecho llamativa para millones de personas y al mismo tiempo busca ir un paso más allá, sobre todo en la líricas. León Larregui siempre se ha caracterizado por hablar de amor, estrellas, espiritualidad y por buscar filosofía en sus letras. A veces el resultado parecía un tanto pretencioso y en ocasiones brillantes, este disco apela a la segunda opción.
Popular abre el disco y nos lleva al pasado de la banda oriunda de Cuernavaca: Sé que nunca fui el más popular en el colegio / pensé que me querrías aunque no fuera de abolengo, nena. Desde la reflexión por el pasado, Zoé arranca con un disco en el que habla de quiénes somos y dónde venimos, para llegar en Tepoztlán a explorar las posibles respuestas sobre la vida, muerte, el dolor, el amor y los grandes misterios de nuestra existencia (al mismo tiempo que hace una carta de amor a un padre).
Velur, El Duelo y SKR suponen una de las partes más altas del disco tal vez porque suenan a lo que todos conocemos como Zoé, pasando por sus distintas épocas, pero siempre dándonos canciones que se pueden escuchar tanto en una fiesta, un concierto, un bar o en la intimidad de un cuarto.
Sin embargo, no podemos negar que el magnum opus del disco y quizá de la carrera de la banda está en Ese cuadro no me pinta. Después de Random Time de su primer disco, esta parece ser la canción más larga del disco, pero con 20 años de diferencia, esta canción es mucho más que un ejercicio artístico de unos jóvenes, es un manifiesto de lo que verdaderamente es Zoé.
Hablando de lo que somos en la actualidad y de lo que aparentamos ser, las letras han evolucionado para bien y podemos ver que lo que León tuitea no siempre es lo que termina en sus canciones, pero fuera de eso la música construye una melodía que evoluciona orgánicamente y nos hace apreciar que la banda se atreva a hacer canciones largas en lugar de forzar la creatividad en menos de cinco minutos.
El disco fue creado en dos partes, la primera mitad fue pre Covid-19 y la segunda se grabó tras el primer confinamiento, ¿notas la sutil diferencia? Sonidos de Karmática Resonancia es un disco que nos trae al Zoé que muchos extrañaban, pero donde no se dejan llevar por la nostalgia para logarlo, simplemente se nota su esencia en la búsqueda de un sonido distinto y vaya que lo lograron.