Por Alba Aguilar
Momir Bojic, de 71 años, jubilado y originario de Bosnia, es el responsable de una pieza de arte única en el mundo: Un bocho recubierto minuciosamente con más de 50,000 piezas de madera de roble. Desde su exterior, hasta su tablero… y por qué no, también la gorra que usa para manejarlo.
Los habitantes del pueblito donde vive, cerca de Banja Luka en Bosnia, comentan que siempre es impresionante verlo pasar. Y es que incluso hasta los rines, parabrisas y luces, cuentan con detalles tallados a mano. Cada una de las piezas pasó por un 23 procesos diferentes, lo que le llevó a Momir más de dos años terminar para poder disfrutar de esta peculiar joya automotriz.