Suena un poco tonto, pero realmente, ¿qué es un cerebro? Todos pensamos que es esa masa aguadita entre nuestras orejas y ya. Pero una investigación reciente propone hacer una distinción mucho más clara sobre lo que hace que un cerebro sea un cerebro. Y resulta que un cerebro no es una parte del cuerpo singular, sino que es cualquier elemento del cuerpo capaz de aprender. Y ahí está la razón por la que podemos decir que tenemos tres cerebros.
Se trata de la cabeza, el corazón y el intestino. Los tres tienen inmensas capacidades para recopilar, procesar, almacenar y actuar sobre la base de información. Manejan operaciones complejas (de forma dependiente como independiente) utilizando sus propios sistemas nerviosos dedicados, con miles de millones de neuronas que les permiten crecer, flexionarse y reaccionar. Esta impresionante cualidad de aprender es de donde derivan sus intensas habilidades para cambiar nuestro estado mental, emocional y físico.
Vivimos en un mundo totalmente centrado en el cerebro de nuestra cabeza, pero cada vez más notamos la importancia y necesidad por hacer caso a los cerebros de nuestro corazón y nuestro intestino. Cuando los tres cerebros trabajan juntos, no mienten. Posiblemente lo has experimentado. Cuando escuchamos a nuestros cuerpos y prestamos atención a cada cerebro interno, podemos lograr cosas asombrosas. Podemos vivir más saludables, más felices y más comprometidos en casa, en el trabajo y en la vida.
El cerebro de la cabeza
Esto es en lo que piensas automáticamente cuando escuchas la palabra “cerebro”. El cerebro principal tiene 86 mil millones de neuronas, las células que procesan y transmiten información. Es donde las sinapsis, los impulsos eléctricos y las hormonas se comunican entre sí, que es lo que permite la conciencia y el conocimiento. Su función más importante es dar la capacidad a cada persona de identificar patrones y darle sentido al mundo.
El cerebro del corazón
Sí, tu corazón también tiene cerebro. El corazón alberga más de 39 millones de neuronas. No es tanto como la cabeza, pero es el lugar que genera el campo electromagnético más grande del cuerpo. El corazón envía todos los mensajes que recibe al cerebro de la cabeza. Los investigadores en el campo de la cardiología energética han descubierto que el corazón crea hormonas pensantes similares al tipo creado en la cabeza.
El cerebro del intestino
El cerebro intestinal consta de dos centros nerviosos llamados mientérico y submucoso, que tienen aproximadamente 100 millones de neuronas. Esto es más que la médula espinal. El intestino produce el 70 por ciento de la hormona cortisol, que se libera durante los períodos estresantes para regular el metabolismo, controlar la presión arterial y ayudar con la formulación de la memoria. Este cerebro intestinal también es responsable de procesar la información durante el sueño. El 70 por ciento de la serotonina, el neurotransmisor responsable de transmitir señales a través del cerebro para ayudarlo a pensar con más claridad, se produce en el intestino.
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