Habiendo cruzado el umbral de sus notables 190 años, Tissot ha transformado y revitalizado el arte de la relojería suiza a través de décadas de innovación, calidad y dedicación. Desde sus humildes comienzos en el pequeño pueblo de Le Locle, Suiza, la firma se ha elevado, destacando no sólo en el ámbito horológico, sino también como un pilar en el mundo del lujo y la elegancia.
La colección PRX, nos invita a explorar un mundo donde el legado y la contemporaneidad convergen con un toque de audaz vitalidad. Este conjunto de relojes es, en muchos aspectos, un homenaje a la libertad y la exploración estilística de los años 70, capturando ese espíritu intrépido y traduciéndolo en dos diseños de paleta única: el dorado y el azul hielo.
Paseándose por el espectro del lujo y la versatilidad, los Tissot PRX 35 mm Powermatic 80, se presentan como fieles acompañantes para quienes viven entre la elegancia sofisticada de un loft en la ciudad y la vibrante energía de las calles. Con un variante azul hielo, evoca la serenidad y la frescura de un amanecer alpino, mientras que su esfera en relieve juega, de manera sublime, con los matices de la luz. Al mismo tiempo, su contraparte dorada no hace más que rememorar y brindar por la enérgica época disco de los 70, dotando a quien lo porta de un indiscutible aire de atrevimiento y distinción.
Cada pieza de la colección PRX está meticulosamente orquestada con el movimiento automático Powermatic 80, que presume de una reserva de marcha de 80 horas, y se halla alojado en un elegante cuerpo de acero de 35 mm, que alterna entre acabados pulidos y satinados. Su diseño gofrado no es solo una declaración de estilo, sino también una marca que distingue estos modelos automáticos de sus equivalentes de cuarzo.
Además, no pasan por alto el detalle y la precisión. Con un indicador de fecha en una ventana biselada y aplicada, los relojes revelan una obsesión por la perfección en cada pequeño aspecto. La visibilidad está asegurada gracias al recubrimiento de Super-LumiNova en los índices y las agujas, asegurando que, incluso en condiciones de baja luz, el tiempo nunca se escape de la vista.
A esto, se suma la robustez y perdurabilidad garantizadas por su bisel de acero pulido, corona grabada y cristal de zafiro, componentes que no solo enfatizan la calidad insigne de Tissot, sino que también salvaguardan la integridad del reloj. Con una hermeticidad de hasta 100 metros, los Tissot PRX no sólo resisten el paso del tiempo, sino también las inclemencias de los elementos.
Tissot PRX nos invita a una travesía donde cada segundo es una celebración del ahora, un recordatorio de que el tiempo, aunque implacable y perpetuo, es también un lienzo sobre el cual podemos danzar, crear y vivir a nuestro propio ritmo y estilo. Cada esfera, una explosión de color y de vida, nos anima a ser no sólo espectadores del tiempo, sino también protagonistas de nuestro propio relato temporal.
Con Tissot, la historia se entreteje entre los engranajes y las agujas, perpetuándose en cada segundo y permitiéndonos, por un momento, ser eternos.
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