La magia que distinguió a Taquería Gabriel aunque fuera sólo por unos meses antes de que la pandemia comenzara, era ir al restaurante. Una emulación de las antojerías de la época de oro del entonces Distrito Federal, era un lugar donde las mesas y sillas de metal se mezclan con los rótulos y las luces neón, donde los meseros usaban uniformes clásicos y donde lo correcto era pedir una caguama que llegaba envuelta en papel para evitar que se calentara.
A partir de la cuarentena todo cambió y Taquería Gabriel, famosa por tener el carbón a tope pasó a ser sólo delivery, pero esto nos hizo enfocarnos mucho más en el alma del lugar, los tacos. A diferencia de los otros platillos de la semana, esta vez generalizamos en la idea del taco, y es que aquí es difícil elegir a un ganador entre la amplia variedad (trompo, asada, suadero, campechano, tripa, lechón, pollo, hongos y camarón)
La variedad se convirtió en una oportunidad para probar, poco a poco, la exquisita maestría con la que preparan cada taco. Aquí tenemos lo que hace a este platillo uno de los máximos logros de la humanidad, la tortilla es hecha a mano y puedes decidir entre maíz o harina, la carne es de excelente calidad y aunque se siente la aureola del restaurante (la carne no es tan grasosa como los tacos de la calle) no deja de ser exquisita y finalmente, las salsas.
Con cinco salsas, puedes elegir entre la macha, que últimamente se ha coronado, no sólo aquí sino en gran parte de la ciudad, como la favorita de muchos, o la de habanero con piña que explota con un sabor tropical en la boca.
Cualquiera puede decir que conoce el taco perfecto, pero si durante una época ya lejana el atractivo era ir a la taquería y sentirte en un lugar perdido en el tiempo, por ahora es recibir tus tacos en una increíbles presentación y con un sabor y estructura que pocos logran.
Donde muchos han fallado, Taquería Gabriel ha perfeccionado el arte del taco a domicilio. Todos estamos acostumbrados a que el taco, si sale del local, pierde estructura, temperatura y muchas veces las tortillas se rompen, arruinando un platillo perfecto, pero aquí no pasas eso, la masa es fuerte y la carne guarda el sabor en cada mordida.