“Raindrops (an angel cried)”, la primera canción en “Sweetener”, el nuevo disco de Ariana Grande, es una pieza de apenas treinta segundos en donde solo se escucha la voz de su autora mientras cuenta la historia sintetizada en el título. En solo medio minuto, P Es alguien que está consciente del poderío en su voz y que no teme en utilizarla para hablar de glorias y tristezas.
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El resto del disco es igual de interesante. Después de tantos años de ser un ícono juvenil, Ariana Grande se escucha como nunca antes. No solo es el hecho de juntarse con las personas indicadas (en este disco hay colaboraciones que van desde Nicki Minaj hasta Missy Elliot), sino en aprovechar las bondades de cada una de ellas para explotar su creatividad. En todas las canciones se siente la mano detrás y al mismo tiempo se percibe una Ariana Grande que no titubea en ser visceral.
Las canciones con Pharrell Williams son un ejemplo claro. Tanto en “Blazed” como “R.E.M” e incluso “Borderline”, el espectro funk está en cada una de las notas, pero la personalidad de Ariana Grande no permite que la opaquen. Es un experimento curioso, pues en otras canciones como las producidas por Max Martin o ILYA sucede lo mismo a su manera, pero siempre con una constante. El pop de
Ariana Grande descansa en la versatilidad de una voz que nunca para de mostrarse.
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A diferencia de sus antecesores, “Sweetener” tiene una fijación constante por el rap e incluso se puede escuchar a la propia Ariana rimar en varias ocasiones. Al lado de “Vibras” de J Balvin y “Dirty Computer” de Janelle Monáe, este es un disco que habla del estado de salud del pop actual y su capacidad para crear híbridos que llegan hasta cosas como “Esta Noche”, una pieza en donde el idioma es un instrumento bien calculado. A la hora de triunfar, los géneros musicales se diluyen con propiedad.
Al final del día “Sweetener” es lo mejor que ha hecho Ariana Grande hasta el día de hoy y probablemente el disco con el que se le dejará de recordar como una estrella pasajera. Es una serie de canciones que hablan de su inteligencia para moverse en la industria y su capacidad para aprovechar los recursos a su alrededor a favor del arte del pop. Un pop que pide a gritos que sus otros íconos cuenten, aunque sea, con alguna de las cualidades que aquí se pueden escuchar.