Desde mi perspectiva, el deporte es una forma de vida que adoptamos por gusto. Para estar bien físicamente, mentalmente y hacer algo con tu cuerpo que le demostrará a tu mente que eres capaz de lo que muchos podrían considerar imposible o irreal. Esto toma más relevancia cuando hablamos de atletas de alto rendimiento, personajes que entregan su vida al deporte y que viven bajo una presión que no imaginamos. Ahí es cuando toma más relevancia lo que ha sucedido con dos deportistas de talla mundial como Naomi Osaka (tenista) y Simone Biles (gimnasta).
Durante toda mi vida he vivido el deporte muy de cerca y hoy, me da gusto ver que la salud mental empieza a tomar relevancia entre los atletas. ¿Por qué? Porque cuando estás de cerca en ese ambiente, te das cuenta que ellos están bajo un escrutinio durante años y las expectativas de un país están sobre sus espaldas. Hace un par de días, Simone Biles, tuvo una actuación que la cimbró internamente: “Después de la actuación que hice, simplemente no quería continuar”, dijo la gimnasta. Y de ahí, se desató todo el camino que ahora vemos, en el cual, la salud mental de la atleta tomó protagonismo, como debería de ser.
Es muy fácil perder de vista la presión a la que están sometidos por años, aún más en disciplinas como la gimnasia que desde etapas en menores de edad y niños, la presión y exigencia por la “perfección” es altísima. Y si lo llevamos a un plano nacional o internacional, entonces esa presión comienza a generar problemas mentales que, quienes están fuera del círculo cercano de las atletas no conciben o entienden que puedan suceder. Pongamos en perspectiva las cosas: Naomi Osaka ¡tiene 23 años! ¡Simone Biles es una mujer de 24 años! Están desarrollando madurez emocional en muchas cosas, viven procesos normales de un ser humano y aunado a eso, tienen una presión por cumplir las expectativas de millones de extraños.
“Al intentar estar a la altura de las expectativas de los demás, pensamos que desistir es un fracaso porque decepcionaríamos a más personas”, dijo a la BBC Valeska Bassan, del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Sao Paulo. Y así es como la bola de nieve se va haciendo más grande conforme pasan los años, las expectativas crecen y la presión aumenta con cada uno de los éxitos deportivos que se van presentando. Poco a poco se olvida que son personas como nosotros, la única diferencia es que esos atletas han trabajado por años por lograr un sueño como estar en Juegos Olímpicos o Campeonatos mundiales. Pero que no por ello, no se le debe poner atención a un tema tan importante como la salud mental.
“Las gimnastas son las que más presión tienen, de verdad. Te lo digo por experiencia a un nivel cero olímpico hice por mucho tiempo a nivel nacional y el estrés y ansiedad es ¡brutal!”, menciona por mensaje de texto, Marifer de León, de Clinico.mx. Posiblemente venga a tu cabeza que hay otros atletas que no han hablado del tema, pero si analizamos más a profundidad es muy probable que sus salidas o formas de liberar presión estuvieran en otro tipo de actos “no bien vistos por la sociedad”, ¿Te suena el escrutinio que vivió Michael Phelps? Con todo y que es uno de los atletas más grandes de la historia. Es muy fácil emitir un juicio sin conocer el contexto y hoy, las redes sociales dan ese poder a quienes posiblemente una sola vez se han parado en un gimnasio o que le quitan valor a la importancia que tiene cuidar la salud mental.
Tokio 2020 ha sido diferente en todos los sentidos. Hemos visto historias increíbles en diferentes deportes, vivimos unos Juegos sin público, la hiperconectividad nos han permitido vivirlos desde la palma de nuestras manos, pero también los atletas han entendido poco a poco, que se vale hablar de temas como la salud mental y lo que ello conlleva con el contexto que te dan los juegos en cuanto a la presión y expectativas que se generan. Simon Biles se suma a Naomi Osaka al hablar de un tema que es tabú, que erróneamente se señala como prohibido. La “dureza” mental de la que muchos hablan, no es algo más que un trabajo constante de años, de repetir horas y horas los entrenamientos, de ganar confianza y de desarrollar habilidades con el paso de los años, no te hace mejor o peor atleta ser “duro” mentalmente.
Simone Bile, Naomi Osaka, Luis Álvarez o el que me digan, vive situaciones similares, presión y expectativas que hay quienes pueden manejar mejor que otros, pero eso no significa que sea lo correcto. Antes no se hablaba de esto, no se hablaba de lo que viven en el día a día; ¿te has puesto a pensar que posiblemente la red de seguridad y soporte de estos atletas está lejos y no han tenido contacto con ellos en meses (o peor, en años)? Suena a algo muy sencillo, como “cumplir un sueño”, pero ¿bajo qué costo?
La resiliencia tiene un límite. La dureza mental también. Hoy Simone Biles rompió un silencio que era necesario, abrió la puerta siendo un ejemplo tanto dentro como fuera de los aparatos de la gimnasia, puso por delante su paz y tranquilidad mental y dio un golpe en la mesa que era necesario. Porque en ocasiones, renunciar está bien. Y hablar de temas como la salud mental está bien.
Buscar ayuda está bien. Pensar en tu bienestar está bien. Simone Biles no tiene nada que demostrarle a NADIE en ningún rubro, más que a ella misma y corroboró que ningún éxito en el rubro que sea, está por encima de estar bien con ella misma.