Reinventarse es una buena manera de destacar lo mejor de cualquiera y la prestigiada marca francesa de relojes y joyas, lo deja claro con su Ronde Louis Cartier Filigrana creado en la Maison des Métiers d’Art en La Chaux-de-Fonds bajo un concepto que rescata la técnica ancestral empleada en la filigrana, nacida en Egipto.
El invento atribuido a los sumerios y que vio su auge en las regiones asiáticas consideradas las culturas madre de la humanidad, fue un símbolo de distinción entre la nobleza y que para nuestros días se traduce en la elegancia que representan esos hilos de oro que crean una rejilla calada para transmitir un motivo en específico.
La caja del reloj que ha llevado un proceso de más de un mes para su ensamble total, se compone de oro, platino y diamantes que crean una armonía que trasciende los límites que al parecer, Cartier desconoce en cada una de sus creaciones.