El físico juega un papel muy importante en las relaciones; sin embargo, cuando la atracción por un cuerpo pasa, muchas veces el interés se termina también al no complementarse en personalidad, forma de pensar y objetivos de vida. ¿Qué pasaría si sucede al revés? Se le llama «sapiosexual» a una persona que siente admiración y atracción por la inteligencia y/o educación de otra.
Es un término que se utiliza para las personas que consideran al intelecto como factor principal a la hora de buscar pareja. Sucede en mucho mayor cantidad en mujeres.
Un término similar es la «demisexualidad», las personas que sienten atracción hacia alguien solo cuando hay una conexión emocional.
Es muy normal que este tipo de atracciones surjan después de una amistad larga o algún otro tipo de relación como laboral. Es importante aclarar que es muy común que no se centren en un género pudiéndose confundir con bisexualidad. Ellos buscan una atracción con la inteligencia (social, intelectual, cultural o emocional), en su mayoría no ven el físico; es decir, si es hombre o mujer, aunque varios sí tienen alguna preferencia.
Hay algunas subcategorías como demiheterosexualidad: se fijan en la inteligencia de personas del otro género, demihomosexualidad: las que sienten atracción por el intelecto en las personas del mismo género y las demibisexuales que sucede con ambos.
La atracción sexual en los sapiosexuales no es inmediata, le llaman «secundaria», se da después de un tiempo de conocer a la otra persona y asegurarse que tiene el nivel de inteligencia que busca. A veces se cree que son asexuales pero no es así, simplemente tardan un poco más.
La sapiosexualidad puede ser peligrosa sobre todo para las personas con baja autoestima pues la atracción hacia alguien que considera inteligente puede llevar a engancharse de más y provocar que la otra persona se aproveche y termine lastimándola.
Es mucho más común de lo que creemos; es más, todos tenemos algo de sapiosexuales pues cuando estamos en la etapa de enamoramiento no nos importa el físico porque admiramos las cualidades del otro. De hecho, son las relaciones que más duran. Es mucho más probable que perdure en comparación con las que se basan en un físico.
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