Después de cuatro años del lanzamiento de El Malquerer y tres años después de empezar a grabar este disco, MOTOMAMI finalmente ha llegado a nosotros. El tercer disco de estudio de Rosalía y el segundo que es un fenómeno a nivel mundial demuestra el cambio en una de las superestrellas más importantes del momento.
Ha sido difícil para Rosalía (y muchos artistas de la industria) mantenerse a flote durante la pandemia. Mientras estrellas como Taylor Swift o Lana Del Rey pudieron encerrarse a grabar no uno, sino dos discos de estudio enteros durante estos años, Rosalía mantuvo su proyecto ininterrumpido, pero trabajándolo con pinzas y precisión quirúrgica.
Antes del lanzamiento de MOTOMAMI la cantante visitó México para una rueda de prensa donde la cantante confesó que a diferencia de otros artistas que graban 20 o 40 canciones, desechan las peores y pulen las últimas que quedan, ella entró al estudio a crear cada canción desde cero. Ahí las trabajó, escribió, produjo, cambió y transformó. Según Rosalía, lo que nosotros escuchamos es una canción que ha sido trabajada por tanto tiempo que puede ser completamente irreconocible de lo que fue en su inicio.
Esto es notorio en el disco, que no podría existir si no fuera por Rosalía, una mezcla del trap y flamenco que la lanzaron a la fama hace cuatro años y todo el ritmo latino con el que trabajó posteriormente. Escuchar canciones sueltas parece dar la impresión de que Rosalía solo juega con los sonidos y no sigue una línea recta, pero realmente es porque el nivel de experimentación de la cantante parece congeniar con una novela modernista donde el flujo de conciencia nos lleva a lugares inesperados pero siempre cumple con un punto.
Pasar del flamenco al bolero al dembow al reguetón y mezclar todo con sonidos de Japón y otras culturas orientales mientras usas a Patti Smith como inspiración para tus letras no te va a dejar con un disco que todos entenderán en su primera escucha, pero ahí es donde la música toma un nuevo significado. En una época donde las estrellas de pop hacen discos fácilmente digeribles, Rosalía nos dio una obra llena de matices y capas por descifrar. No se trata solo de escuchar sus referencias a la música de antes, sino de entender el cambio en su forma de escribir, que si bien fue aplaudida por ser bastante coherente en El malquerer, ahora vira hacia la abstracción y nos hace sentir más que entender.
MOTOMAMI es un disco para escuchar de principio a fin, para tomarlo en serio y escuchar a profundidad y al mismo tiempo para reír y dejarte llevar por las referencias que Rosalía es capaz de sacar en lo momentos más inesperados. Después de trabajar con los más grandes de la industria a nivel mundial, Rosalía regresó con un disco que dará mucho de qué hablar.
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