Hay viajes que se planean por lo que vemos en Instagram, y otros que son inspirados por la historia, ya sean torres que se asoman entre montañas, estructuras sobre lagos, jardines enormes o ventanales artísticos. Esta ruta recorre algunos de los castillos más hermosos de Europa en un roadtrip pensado para quienes disfrutan de los trayectos lentos, el encanto histórico y los paisajes para estar tomando foto tras foto.
Armamos un itinerario en coche que cruza ocho países, con paradas en 20 castillos que narran la historia de Europa con leyendas y paisajes. Esta ruta combina arquitectura medieval, fortalezas góticas, palacios renacentistas y ruinas dramáticas.
Un roadtrip enfocado en los castillos más cool de Europa
¿Cuánto dura esta ruta?
- Duración recomendada: cuatro a seis semanas
- Inicio: Portugal
- Cierre: Irlanda
- Transporte: auto rentado, con ferry hacia Reino Unido
- Tip: alternar días de castillos con pueblos cercanos para equilibrar historia y descanso
Castillo de Guimarães – Portugal
Construido en el siglo X por orden de la condesa Mumadona Dias para proteger el monasterio que había fundado, el Castillo de Guimarães es mucho más que una estructura medieval: es un símbolo de Portugal. Las murallas se convirtieron en identidad nacional, aquí nació Alfonso Henríquez, quien más tarde se convertiría en el primer rey portugués. De estilo románico y declarado Monumento Nacional en 1910, su arquitectura cuenta con torres almenadas, un torreón central de 27 metros y una capilla dedicada a San Miguel. También tiene vistas privilegiadas y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Castillo de Loarre – España
Construido en el siglo XI por orden del rey Sancho III de Navarra, el Castillo de Loarre es uno de los ejemplos románicos mejor conservados de Europa. Levantado como punto estratégico en la frontera con Al-Ándalus, su ubicación domina el valle de la Hoya de Huesca y ofrece una de las vistas más amplias del prepirineo aragonés. Su estructura incluye torres defensivas, iglesia, cripta y un recinto amurallado que se mantiene prácticamente intacto. Es una parada esencial para entender la expansión cristiana hacia el sur y la arquitectura militar de la Edad Media.

Alcázar de Segovia – España
Con su forma de proa y su ubicación sobre una colina cerca de dos ríos, el Alcázar de Segovia es uno de los castillos más reconocibles de Europa. Fue construido en el siglo XII y ha cumplido distintos roles: palacio real, prisión estatal, colegio de artillería y, hoy, museo. Su estilo combina elementos góticos, mudéjares y renacentistas, y se cree que su silueta sirvió de inspiración para el castillo de Blancanieves. En su interior se conservan salones decorados, mobiliario de época y una torre con vistas al paisaje segoviano.

Château de Chambord – Francia
Mandado construir en el siglo XVI por el rey Francisco I, el Château de Chambord es uno de los castillos más representativos del Renacimiento francés. Aunque fue pensado como pabellón de caza, su escala monumental y diseño simétrico lo convirtieron en un símbolo del poder real. Su escalera central de doble hélice —atribuida a Leonardo da Vinci— y su combinación de torres, buhardillas y chimeneas lo hacen único. Rodeado por un extenso bosque y canales, hoy se puede recorrer por dentro y por fuera, apreciando su arquitectura desde todas las perspectivas.

Château de Saumur – Francia
Ubicado sobre una colina con vista al río Loira, este castillo comenzó como fortaleza en el siglo X y fue ampliado en el siglo XIV por los duques de Anjou. A lo largo de los siglos funcionó como residencia nobiliaria, prisión estatal y depósito de armas. Su estilo gótico-florido y su silueta perfectamente simétrica lo han convertido en una de las imágenes más representativas del Valle del Loira. Actualmente alberga un museo de arte decorativo y objetos ecuestres, ideal para una visita cultural con vistas al paisaje vinícola que lo rodea.

Château de Chillon – Suiza
Situado a orillas del lago Lemán, el Château de Chillon fue residencia de los condes de Saboya desde el siglo XII y uno de los puntos estratégicos de control comercial en la ruta hacia los Alpes. Más tarde fue usado como prisión, y su fama creció tras ser mencionado por Lord Byron en su poema El prisionero de Chillon. Su arquitectura medieval se conserva en excelente estado, con murallas, patios, criptas y mazmorras que pueden visitarse, todo con los Alpes suizos como fondo.

Castillo de Eltz – Alemania
Escondido en un bosque del valle del Mosela, el Castillo de Eltz es uno de los pocos castillos medievales alemanes que nunca fue destruido. Construido en el siglo XII y habitado por la misma familia durante más de 850 años, su interior conserva muebles, pinturas, vitrales y armas originales de los siglos XV al XVII. Su estructura parece salida de un libro de cuentos, con torres irregulares, entramados de madera y muros de piedra sobre una colina rocosa.

Castillo de Stahleck – Alemania
Construido en el siglo XII sobre una colina que domina el río Rin, el Castillo de Stahleck fue una fortaleza clave dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Aunque sufrió daños a lo largo de los siglos, fue reconstruido con fidelidad histórica en el siglo XX y hoy funciona como albergue juvenil. Conserva elementos como la torre del homenaje, muros almenados y vistas privilegiadas del valle del Rin, una de las regiones vinícolas más importantes de Alemania.

Castillo de Hohenzollern – Alemania
Este castillo, que ocupa la cima del monte Hohenzollern a más de 850 metros de altura, es la sede ancestral de la familia del mismo nombre, que dio origen a reyes de Prusia y emperadores del Imperio Alemán. Aunque la estructura original data del siglo XI, la versión actual fue reconstruida en el siglo XIX en estilo neogótico. Rodeado de bosques y con vistas panorámicas de la región de Suabia, destaca por arquitectura y sus colecciones de armas, joyas reales y objetos históricos.

Castillo de Neuschwanstein – Alemania
Encargado por el rey Luis II de Baviera en 1869 como refugio personal y homenaje al compositor Richard Wagner, Neuschwanstein es probablemente el castillo más reconocido de Europa. Su estilo neorromántico, inspirado en la arquitectura medieval idealizada, contrasta con su construcción relativamente reciente. Rodeado de montañas y bosques, su ubicación sobre un risco lo vuelve impresionante desde cualquier ángulo. Aunque nunca fue terminado por completo, su interior sí se puede visitar.

Castillo de Hohenwerfen – Austria
Construido en el siglo XI por los arzobispos de Salzburgo, el Castillo de Hohenwerfen se alza sobre una roca enorme de 150 metros con vista al valle del Salzach. Durante siglos funcionó como fortaleza defensiva, residencia episcopal y prisión. Hoy conserva su arquitectura románica-militar original y es conocido por sus exhibiciones de cetrería, visitas guiadas y panorámicas de los Alpes austriacos. Su perfil imponente ha aparecido también en películas como Where Eagles Dare.

Castillo de Karlštejn – Chequia
Mandado construir en 1348 por el emperador Carlos IV, este castillo fue diseñado como una cámara fuerte imperial para custodiar las joyas de la corona y reliquias sagradas. Su estructura escalonada, con diferentes niveles según su función y jerarquía, es única en Europa Central. Rodeado de bosques y ubicado a solo 30 km de Praga, Karlštejn combina arquitectura gótica con simbolismo político y religioso, y se ha convertido en uno de los destinos más visitados del país.

Castillo de Český Krumlov – Chequia
Segundo castillo más grande de República Checa después del de Praga, el de Český Krumlov comenzó a construirse en el siglo XIII y fue ampliado en estilos renacentista y barroco por la familia Rosenberg. Su ubicación sobre una curva del río Moldava, los jardines en terrazas, su torre con frescos y el teatro barroco original —uno de los pocos que aún conserva su mecanismo giratorio— lo convierten en una experiencia completa. El casco histórico que lo rodea es Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Castillo de Bran – Rumanía
Construido en el siglo XIV sobre una antigua fortificación de madera, el Castillo de Bran se ubica en un paso estratégico entre Transilvania y Valaquia. Aunque su fama internacional se debe a la novela de Drácula, su historia real está ligada al control fronterizo, el comercio y la defensa del territorio. Su estructura compacta, pasadizos estrechos, torres puntiagudas y su entorno boscoso lo hacen uno de los castillos más visitados de Europa del Este.

Castillo de Hunyad (Corvin) – Rumanía
También conocido como el Castillo de Corvin, esta fortaleza gótica del siglo XV es una de las más grandes de Europa Central y uno de los mejores ejemplos del gótico secular en la región. Fue residencia de la familia Hunyadi, una de las más influyentes del Reino de Hungría. Destaca por su puente levadizo, torres con techos de teja roja, salones góticos y una leyenda según la cual Vlad el Empalador (la figura histórica detrás de Drácula) habría sido prisionero en sus mazmorras.

Castillo de Warwick – Inglaterra
Construido en el siglo XI por Guillermo el Conquistador, el Castillo de Warwick fue transformado con el tiempo en una de las fortalezas más imponentes de Inglaterra. Sirvió como bastión militar durante siglos y más tarde como residencia aristocrática. Sus torres defensivas, salones históricos, jardines formales y actividades interactivas lo han convertido en una atracción clave para quienes buscan entender el poder feudal británico y su evolución hasta el presente.

Castillo de Cardiff – Gales
Ubicado en el centro de la capital galesa, el Castillo de Cardiff combina más de 2,000 años de historia en una sola estructura. Los restos romanos del siglo III se integran con la fortaleza normanda del siglo XI y con las reformas del siglo XIX lideradas por el arquitecto William Burges, quien lo transformó en un castillo de estilo neogótico victoriano. Las habitaciones interiores, decoradas con murales, vitrales y techos artesonados, reflejan el gusto romántico de la época y lo convierten en uno de los ejemplos más peculiares del eclecticismo arquitectónico en el Reino Unido.

Castillo de Conwy – Gales
Construido entre 1283 y 1287 por orden del rey Eduardo I de Inglaterra durante su campaña de conquista en Gales, el Castillo de Conwy es uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar medieval en Europa. Su diseño incorpora ocho torres conectadas por murallas defensivas y está completamente integrado al sistema amurallado que rodea la ciudad. Es Patrimonio Mundial de la UNESCO y conserva gran parte de su estructura original, lo que permite comprender cómo funcionaban estas fortalezas reales en época de conflicto.

Castillo de Edimburgo – Escocia
Situado sobre Castle Rock, una formación volcánica que domina el perfil urbano de la ciudad, el Castillo de Edimburgo ha sido testigo de algunos de los episodios más importantes de la historia escocesa. Desde el siglo XII fue utilizado como residencia real, fortaleza militar, prisión y sede del Parlamento. A día de hoy, alberga las joyas de la corona escocesa y la Piedra del Destino. Todos los días a la 13:00, excepto domingos, se dispara un cañón desde sus murallas, una tradición que se mantiene desde 1861.

Castillo de Dunottar – Escocia
Construido en el siglo XIV sobre una colina rocosa que se adentra en el Mar del Norte, el Castillo de Dunnottar fue una pieza clave durante las Guerras de Independencia de Escocia. Aquí se protegieron los Honores de Escocia (las joyas de la corona) frente a las tropas de Cromwell en el siglo XVII. También fue prisión para los Covenanters. Aunque en ruinas, se puede recorrer por dentro y fuera, y su ubicación dramática lo convierte en uno de los paisajes más impactantes del país.

Castillo de Kilkenny – Irlanda
Construido en el siglo XII por la familia Butler, el Castillo de Kilkenny es una de las fortalezas más emblemáticas de Irlanda. Situado a orillas del río Nore, ha sido restaurado y abierto al público, ofreciendo jardines ornamentales y una galería de arte nacional en su interior. Su arquitectura refleja la evolución desde una fortaleza medieval hasta una residencia señorial.

Castillo de Dunguaire – Irlanda
Situado a orillas de la bahía de Galway, el Castillo de Dunguaire fue construido en el siglo XVI por el clan O’Hynes. Conocido por su conexión con la literatura irlandesa, ha sido un punto de encuentro para escritores y poetas. Hoy en día, ofrece cenas medievales y espectáculos culturales

Castillo de Dunluce – Irlanda del Norte
Construido en el siglo XIII sobre un acantilado que se asoma al Mar del Norte, el Castillo de Dunluce es una de las ruinas más fotogénicas de Irlanda. Perteneció al clan MacDonnell y fue escenario de múltiples conflictos navales. Además de su historia real, ganó fama reciente por haber sido la inspiración y locación del castillo de Pyke, hogar de la Casa Greyjoy en Game of Thrones. Aunque en ruinas, puede visitarse y ofrece vistas espectaculares de la costa de Antrim.

Castillo de Ashford – Irlanda
Este castillo del siglo XIII, transformado en un lujoso hotel de cinco estrellas, combina elementos medievales con toques neogóticos. Rodeado de jardines y ubicado a orillas del lago Corrib, ofrece actividades como golf, pesca y paseos en barco, brindando una experiencia única de hospedaje

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