En México y muchos países es común denigrar el deporte como una actividad que distrae de los problemas “reales”, parte del pan y circo que mantiene el yugo sobre los oprimidos, y aunque hay algo de realidad, es gracias a su poder de convocatoria que también es una plataforma de comunicación masiva, misma que ha sido usada para confrontar ideas establecidas en el imaginario popular.
Muchos quieren mantener fuera lo político y lo social del deporte, aspiran a un evento en el que no importa la nacionalidad, la situación económica y más, donde sólo es la capacidad del cuerpo humano y nada más, sin embargo, los deportistas han dejado claro en muchas ocasiones que así no funciona el mundo.
Prueba de ello es una de las fotografías deportivas más importantes de la historia. Dos puños en alto, cabezas bajas, guantes negros. Tommie Smith y John Carlos subieron descalzos al podio tras ganar oro y plata en la carrera de 200 metros planos, y durante el himno nacional de su país lograron que un acto simbólico quedara plasmado en la historia.
Durante esa época, la segregación en Estados Unidos continuaba, y las personas afroamericanas eran víctimas de una discriminación sin sentido. No podían entrar a distintos establecimientos y cuando sí, muchas veces tenían que usar distintas entradas y salidas. A pesar de que en el mundo del deporte los atletas afroamericanos habían entrado en las grandes ligas desde los años cuarenta, dentro de la cancha eran héroes y fuera de ella eran disciminados.
Por eso para los Juegos Olímpicos de 1968 en México estuvieron a punto de no ir, de boicotearlas y dejar que la delegación estadounidense se las arreglara sólo con atletas blancos, pero al final decidieron participar y protestar. Inmediatamente después de ese acto, el consejo estadounidense cortó lazos con ellos, de hecho les advirtieron que tenían 48 horas para salir de México.
Estados Unidos ya vivía un ambiente tenso lleno de protestas, pero gracias al esfuerzo de Smith y Carlos, el mensaje logró llegar a más gente y el cambio fue más rápido.
También está el caso de Muhammad Ali, considerado por muchos como el deportista más grande de todos los tiempos que a pesar de eso perdió el título y fue a juicio contra el mismo gobierno de su país por reusarse a ir a la guerra de Vietnam porque él consideraba que los afroamericanos e inmigrantes eran usados como carne de cañón mientras que las personas blancas siempre iban después de ellos.
Alí no era el mas humilde y algunos lo tachaban de pretencioso, pero el boxeador que se convirtió al islam tuvo que soportar que muchas personas se reusaran a llamarlo por su nuevo nombre, tuvo que soportar que lo llamaran traidor a su país y religión, tuvo que regresar del retiro y ganar su título de vuelta y mucho más. Él no es “el más grande” sólo por lo que hizo dentro del ring, sino por lo que luchó fuera de él.
Esta lucha a veces está en ambos lados, dentro y fuera de la cancha. Cuando el senegalés Kalidou Koulibaly, jugador del S.C.C. Napoli se enfrentó a cánticos racistas en la cancha, Maradona salió en su defensa y recordó que él también fue atacado de la misma manera. Ante esto, los deportistas han demostrado con sus acciones dentro de la cancha que la idea de superiodidad racial es una de las más retrogradas que existen.
Todo este repaso en la historia demuestra que no sólo el deporte ha hecho un gran trabajo luchando contra el racismo, pero ante la emergencia que se vive actualmente, razón por la que algunos pueden pensar que nunca hemos avanzado, combatirlo es más importante que dejarlo pasar como una situación incómoda.
Podemos aplaudir que finalmente Lewis Hamilton se hincó, pero también podemos decir que es un poco tarde para que uno de los deportistas más poderosos del momento lo haga. Podemos aplaudir los comerciales de Nike y el hecho de que Collin Kaepernick vaya a producir contenido en Disney+, pero también podemos recordar que la NFL aún sigue sin renovar su contrato.
Siempre que parece que avanzamos, es momento de recordar que debemos doblar esfuerzos, pues no se trata de un enemigo invisible, el racismo es algo que está instaurado en la normalidad y sin importar qué tan difícil sea, debemos erradicarlo.
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