El 8 de abril, todos nos tuvimos que resistir a ver el eclipse con los propios ojos, y es que ver el sol directamente puede dañar la vista o hasta incluso causar ceguera. Pero ¿qué pasa todos los otros días cuando nos detenemos a practicar sungazing al amanecer? Esta técnica milenaria que prácticamente consiste en mirar fijamente al sol para absorber su energía natural y lograr equilibrio físico, mental y espiritual; se ha vuelto un ritual diario y poderoso para meditar.
Sabemos que la vitamina D es esencial, pero ¿cuáles son las ventajas de contemplar la luz solar? ¿qué tan beneficioso es? ¿realmente haces más bien a tu cuerpo que daño a la vista? Desmenucemos el concepto que ha trascendido a través de los siglos recorriendo todo tipo de culturas hasta llegar al humano moderno.
Pocas cosas se compran con contemplar un amanecer. ¿Será que la energía y motivación que inspira están conectadas con beneficios reales? Sí, el sol tiene sus beneficios más allá de una foto digna para tu Instagram story. Sin embargo, hay opiniones mixtas.
¿Qué es el sungazing?
Sabemos que desde la antigüedad, el humano veneraba y adoraba al sol y su energía. Pero con el resurgimiento de la contemplación del sol entre quienes buscan formas naturales y holísticas de cuidar mente y cuerpo, para muchos el sungazing se ha vuelto casi un pilar de la meditación diaria. Y es que, como humanos tenemos una extraña fascinación por la luz; el conocimiento y el poder que puede desbloquear dentro de nosotros (desde el sol del día hasta la pantalla que nos mantiene despiertos durante la noche).
El sungazing también es una parte clave de la inedia (también conocida con respiracionismo o aerivorismo), que también practica la abstinencia de alimentos en un “ayuno absoluto” para purificar el espíritu con el argumento de que es posible sostenerse exclusivamente del aliento del aire a través de la respiración correcta (la fuerza vital del “prana” para los hinduistas) y la energía de la luz del sol. Pero no, no es ni necesaria ni recomendable esta práctica peligrosa, y tampoco es obligatoria para aplicar el sungazing en tu vida y aprovechar la energía del Sol.
La primera vez que el sungazing se popularizó en la ciencia
Aunque podría decirse que contemplar el sol ha estado presente en incontables culturas antiguas, el sungazing con investigaciones surge a principios del siglo XIX con científicos estudiando todo sobre la visión, incluyendo los efectos de la luz en el ojo humano. De ahí nació la curiosidad de mirar directamente al sol y conocer sus efectos.
En ese entonces la ciencia de la fisiología (las funciones del cuerpo) se interesó más por los ojos en particular y con ello se hicieron más experimentos que respondían preguntas como: ¿cuánto tiempo tarda el ojo en fatigarse? ¿cuánto tiempo tarda la dilatación y contracción de la pupila?
La visión se convirtió en una especie de experiencia que involucraba a los nervios y sus reacciones a los estímulos en lugar de simplemente mirar con los ojos. Como si sungazing fuera la pantalla del celular en esa era, había una fascinación obsesiva por la sensación abrasadora y ardiente que producen la luz y el brillo.
En ese entonces, la capacidad del ojo para ver colores después de mirar directamente la luz del sol era una cualidad. Hoy sabemos que eso pasa cuando el sol quema el ojo, y no tiene ningún beneficio para la vista. El daño que tuvieron estos experimentos para la vista, hizo que los científicos se retiraran a la oscuridad y la práctica pasó de moda… hasta que a finales del siglo XXI resurgió la ola de contemplar el sol como medicina alternativa. Y aunque se han evidenciado las pésimas consecuencias que puede tener, también hay otros estudios que abogan por los beneficios.
Beneficios vs. desventajas
Es sabido que el sol por sí solo es bueno para la salud: su luz ayuda al cuerpo a producir vitamina D; los rayos ultravioleta B (UVB) interactúan con una proteína de la piel llamada 7-DHC (una interacción conduce a la creación de vitamina D3).
De hecho, los rayos UVB del sol también interactúan con la piel para producir betaendorfina, un neurotransmisor. Este neurotransmisor puede ayudar a la relajación, regular el ciclo de sueño y hambre, reducir los efectos del trastorno afectivo estacional, mejorar la sensación de bienestar, estimular el sistema inmunológico, aliviar el dolor, promover la cicatrización de heridas. Sí, desde proteger contra ciertas enfermedades como la diabetes tipo 1 hasta mejorar la salud cardiovascular… son incontables los beneficios.
Pero los expertos coinciden en que mirar fijamente al sol, aunque sea durante unos segundos, puede provocar problemas de visión e incluso ceguera, y basta con mirar directamente, incluso durante un eclipse solar. Por otro lado, también se argumenta que —si el sungazing es una meditación que ayuda a concentrarse— se podría hacer la misma práctica fijando la atención a cualquier objeto.
Sin embargo, calificado como un antiguo ritual espiritual de wellness que se integra fácilmente en la rutina diaria, se han comprobado sus beneficios siempre y cuando se tomen las precauciones necesarias. Según diversos estudios, el sungazing (sin llevarlo al extremo) puede:
- Ayudar a mejorar la energía y la función inmune.
- Estimular la función cerebral saludable.
- Ayudar a regular todo el reloj biológico interno, contribuyendo a un sueño óptimo por la noche.
- Tener efectos sobre las funciones metabólicas y de tiroides.
- Es el mejor estimulante para el estado de ánimo y el equilibrio emocional.
Es decir, esta práctica puede ayudar con hipertensión, estrés, depresión, insomnio, dolor, síndrome del intestino irritable como —en efecto—un medicamento natural en forma de meditación. Pero cabe recalcar que solo es beneficioso cuando se toman en cuenta las precauciones necesarias.
¿Cómo hacer sungazing sin dañar la vista?
La clave es hacerlo durante los primeros 30 a 45 minutos después del amanecer (o antes del atardecer, aunque la intensidad es más baja). Aunque también dicen que podrías obtener los beneficios con los ojos cerrados, la idea es contemplar el sol con intención.
Una vez que haya sido suficiente, debes cerrar los ojos por un breve período, donde es normal ver las cosas algo borrosas hasta que la vista vuelve a la normalidad. Los que practican este ritual saben que está prohibido a mediodía, ¡esto puede dañar grave y permanentemente los ojos! Así que, en esto días soleados, no olvides tus gafas.
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