Por Mary Gaby Hubard
Jeff Koons es un artista que ha sabido manejar su imagen de forma excepcional. Sus habilidades en marketing y publicidad lo han convertido en uno de los artistas contemporáneos más cotizados.
La recepción que tienen sus obras es muy extremista. Tanto los críticos, como sus colegas y el público… o lo aborrecen o lo aman.
Su controversial figura lo llevó a protagonizar una de las exposiciones más visitadas en los 83 años de historia del Whitney Museum of Art en Nueva York.
Su retrospectiva, conformada por más de cien piezas, ha causado gran conmoción en la ciudad.
Es la última exposición del Whitney en el Breuer Building antes de mudarse a la nueva sede Renzo Piano en el Meatpacking District, que abrirá en primavera.
Y para despedir tanto a Jeff Koons como al edificio que albergó el museo durante tanto tiempo, este fin de semana mantuvieron abierta la exposición durante 36 horas seguidas.
En este periodo, surgieron una serie de eventos fuera de lo común en el museo. Alguien abrió la salida de emergencia y activó la alarma, una mujer caminó vestida de novia por una de las salas, como si se fuera a casar en Las Vegas. Y para cerrar con broche de oro, un hombre de 33 años llamado Christopher Johnson graffiteó la pared del cuarto piso de la retrospectiva de Jeff Koons.
Este hombre fue arrestado por la policía de Nueva York, después de forcejear con los guardias de seguridad del museo.
Pero este no es el primer acto de vandalismo en la exposición.
El 20 de agosto, el artista de performance Istvan Kantor pintó una X la pared del museo con sangre, y abajó firmó su nombre con un marcador.
Ninguno de los dos actos dañó las obras de Koons, pero sin duda nos llama la atención que en una misma exhibición, durante un periodo de tiempo relativamente corto, hayan sucedido estos dos incidentes.
La siguiente parada de la retrospectiva es en el Pompidou de Paris, habrá que esperar a ver qué tan bien lo reciben allá.
Twitter: @MGHUBARD