Durante la pandemia solo podíamos soñar con el regreso a los festivales y conciertos. Nuestros días pasaban con conciertos en YouTube donde solo podíamos añorar el día en que pisáramos un venue nuevamente. Lo que no esperábamos era que los precios subieran de tal manera una vez que esto fuera posible.
Aunque la tendencia lleva varios años, la pandemia fragmentó la industria musical y demostró que no todos los artistas son capaces de subsistir de shows en vivo. La industria musical ya había cambiado, cuando las ventas de discos fueron reemplazadas por los shows en vivo como la principal fuente de ingresos de los artistas, pero ahora una pandemia y crisis económica después, el escenario es casi irreconocible.
Durante años los conciertos habían sido relativamente accesibles para el público, con un rango de precios establecido y amenidades suficientes para pasar un día lleno de música y diversión. Ahora, las distintas fases, los recargos por parte de empresas como Ticketmaster y la división para boletos generales y otras secciones V.I.P. han incrementado los precios de los boletos exageradamente.
Asistir a un concierto masivo en México se ha encarecido casi en un 1000% en las dos últimas décadas. Claro, la producción de los shows ha cambiado muchísimo, justificando parte del incremento de los shows. No podemos comparar el primer Vive Latino, cuyo boleto costaba $180 pesos mexicanos, con la edición de 2023 donde un boleto para un solo día iniciaba en fase 1 a $2100 pesos.
Sin embargo, no importa la cantidad de instalaciones, oferta gastronómica y más que se presente para el usuario, la música es el principal atractivo para asistir a un festival y el incremento en el precio ha dejado a muchas personas sin oportunidad de asistir.
¿Por qué son tan caros los conciertos?
En los últimos años, los artistas han reconocido la dificultad de salir de gira. Desde Lorde escribiendo de las dificultades de hacer una gira como ella lo sueña, hasta Animal Collective optando por no salir de gira debido a las complicaciones económicas de Brexit, la pandemia y la crisis económica. Los gastos de producción han incrementado y muchas veces las disqueras son las que cubren toda la logística, lo que ha hecho imposible salid de gira a artistas independientes que no estén resguardados por las grandes corporaciones en la música.
De acuerdo a Billboard:
El precio base de la entrada se destina a pagar los crecientes gastos de hacer el espectáculo, cosas como el personal, la gasolina y los camiones, que están experimentando las mismas presiones inflacionarias y escasez que el resto de la economía.
Las ganancias se han repartido tradicionalmente en un 85 % entre los artistas y en un 15 % entre los promotores, según el video, pero “los artistas han subido el precio de las entradas para conciertos y ahora obtienen un mayor porcentaje de las ganancias”.
Entonces, ¿cómo gana dinero el promotor? Tarifas de servicios, tarifas de procesamiento de pedidos y tarifas de instalaciones, según Billboard.
En 2019 Luis Miguel tuvo su última gira hasta el momento. En esa época podías encontrar un boleto para su concierto en el Auditorio Nacional en $280 pesos y el más costoso alcanzó los $4 990 pesos. Para su gira de 2023, los boletos inician en $1 213 pesos y el más caro está en $8 840 pesos.
Además de la inflación, no podemos dejar pasar la realidad de oferta y demanda. Mientras los artistas fijen sus precios y haya fans dispuestos a pagarlos, la tendencia es que el precio incremente. Artistas como The Cure y Pearl Jam han entrado en peleas legales para mantener los precios de sus conciertos accesibles para sus fans, pero incluso cuando ellos buscan lo mejor para los usuarios, encuentran muchas trabas para implementar los cambios.
La realidad es que hoy estamos en una época donde los shows son más vistosos que nunca, la producción ha incrementado notablemente y asistir a un concierto ya no se trata de conectar con la banda o el cantante en el escenario, sino de un evento social que vive más allá de las dos horas aproximadas en que un cantante está en escena. Esto ha transformado la industria de la música en vivo en un espectáculo imparable al que lamentablemente cada vez menos personas podrán acceder.