Plonk: para amantes del vino y la comida asiática

En este winebar probarás uno de los mejores udones de CDMX, descubrirás nuevas joyitas de vinos naturales y, probablemente, te quedarás con ganas de regresar con todos tus grupos de amigos. Porque esta cocina abierta ofrece una fusión mexicano-asiática, con una columna vertebral de vino muy bien curada (además de otras opciones de coctelería). Te contamos por qué todo amante del vino debe conocer Plonk.

Nos queda claro que los winebars se han apoderado de la CDMX. La mezcla entre una extensa carta de vino (y otros fermentados) y uno que otro platillo para acompañar al centro suena como el plan que todos necesitábamos; la escena gastronómica respondió a nuestras plegarias. Pero entre tantas aperturas, son pocos los lugares a los que regresamos, y —a un año desde que abrió sus puertas— Plonk demuestra que no sólo se trata de un winebar más. El gusto por el vino y el buen comer se complementan para una experiencia elevada, sin dejar de ser un lugar casual y cozy… pero aquí va la verdadera razón de por qué lo recomendamos.

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Lo que nos gusta pedir en Plonk: de vino a comida

No, no es la primera fusión mexicano-asiática, ni tampoco el primer winebar en la Condesa… pero la experiencia Plonk te hace sentir como si redescubrieras ingredientes y sabores de la mano de las mentes creativas detrás del proyecto. La mancuerna entre chef (Flor Camorlinga) y sommelier (Romina Argüelles), con una pasión en común, la cultura asiática, logra la alquimia perfecta para que ningún componente compita con el otro.

Así es Plonk, un término que nació en la Segunda Guerra Mundial entre soldados australianos cuando empezaron a llamarle ‘plonk’ en vez de ‘blanc’ al vino blanco de a litro que los franceses les compartían… de ahí el llamado sagrado de los del Land Down Under un viernes por la tarde: “let’s get a plonk”.

Empezando por el vino, que no es más relevante que la comida (ni viceversa), es el acompañante imperdible: idealmente, el menú se disfruta con maridaje. ¿Qué vinos ofrece Plonk? Su carta extensa, que va cambiando y se compone de etiquetas 90% Viejo Mundo y 10% Nuevo Mundo, apuesta por vinos con mínima intervención: cultivos orgánicos, producciones limitadas e importadores pequeños.

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Desde vinos “funky” con ese toque salvaje y sin pulir del vino natural, hasta propuestas sustentables que no necesariamente saben como algo orgánico o desbalanceado; queda claro que a la sommelier no le gusta casarse con un solo tipo de vino, por eso Plonk busca el balance entre lo natural y clásico, para adaptarse a diferentes paladares. Eso sí, Romina te recomienda empezar y terminar con burbujas.

Además, en este winebar ser un conocedor no es obligatorio. De hecho, con vinos que probablemnte no has visto en cualquier punto de venta, la experiencia está hecha para enamorarte de una nueva etiqueta. En ningún momento te sientes perdido mientras Romina, de los talentos más prometedores de la capital, es tu guía.

Por otro lado, Flor, con 10 años recorriendo cocinas del mundo que reúnen estrellas Michelin (en Chile, L.A., Tokio o Nueva Zelanda, por mencionar algunos lugares), trae una visión singular con platillos llenos de textura y personalidad. Redescubrirás ingredientes mexicanos mientras el paladar coquetea con el encanto asiático. Una probadita de lo que dos mundos pueden ofrecer: el matrimonio que reúne lo mejor de cada uno. Con este nos referimos a crudités, el famoso tamal de Marlin, la ensalada del día, sus láminas de pato predilectas, sashimi… puedes saborear todos los ingredientes con cada mordida. Y la mejor parte es que se disfruta al centro, probando de todo y con ese ritmo tan especial de un winebar.

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Y sí, confirmamos que la estrella del lugar es real: su udon picante salteado con camarón, salsa funky y picante de crema de cacahuate, gochujang, aceite de ajonjolí, gratinado con queso cheddar; acompañado con Burbujas Turbullent del Valle de Loira de Francia será motivo para regresar varias veces.

Pero para quienes siempre buscan un postre memorable (honestamente, ¿quién no?). Te advertimos aue un crème brûlée hecho de arroz negro, acompañado de helado de yogurt se colará a tu lista de postres must. No te culpamos si tu plan de Plonk se vuelve un tinto y una orden de este manjar para 1 persona.