Por Alba Aguilar
Lograr unas pestañas perfectas es tan importante que muchas editoras de belleza, actrices, artistas y fashionistas, lo consideran un básico del make-up. Incluso si no se usa ningún otro producto (incluso corrector), si las pestañas realzan la mirada, es suficiente.
Hay muchas mujeres muy afortunadas que nacieron con sus pestañas rizadas, pero la gran mayoría no. Por eso, el primer paso es “enchinarlas”. Cucharas, rizadores, y miles de artilugios heredados por nuestras mamás y abuelitas han pasado por nuestras manos para lograrlo.
Y aunque al final te acostumbras, es un proceso (ciertamente tedioso y doloroso) que se puede evitar de la rutina de belleza… ¿Cómo? Con el rizado permanente de pestañas. Un procedimiento que mantiene nuestras pestañas levantadas por más de un mes, como si la genética lo hubiera decidido así.
Es muy importante que esta técnica la lleve a cabo un profesional. Ellos tienen la experiencia para que queden hermosas y no maltratar la piel que está alrededor, o el mismo ojo. Se comienza con una limpieza para eliminar los residuos de rímel, maquillaje o cremas. Después, de acuerdo al tamaño de las pestañas se coloca un carrete muy cercano a su raíz. Con un pegamento especial, las pestañas se acomodan sobre éste para que se adhieran. Enseguida, se aplica la solución ondulante, y luego el líquido permanente. Al final se remueven todas las soluciones con agua y se retira el carrete. Todo el proceso dura alrededor de una hora y media.
Los cuidados son muy sencillos, y si se realizan bien, el rizado puede durar más tiempo. Es cuestión de no mojarlas durante las primeras 24 horas, evitar el vapor durante los primeros tres días, usar desmaquillante especial para ojos y no dormir maquillada. Si eres de las que casi no se maquillan, puede durar hasta cinco meses.
Imagínate el tiempo ahorrado en rizar nuestras pestañas al final de la semana, y todas las pestañas que tendríamos por no haberlas jalado con el rizador…