Todos lo habíamos visto en diversas cuentas de foodies: un lugar que no conoces sencillamente si “pasas por ahí”, porque —si no paras a descubrir que hay dentro del estacionamiento de Londres 271 en la Cuauhtémoc— puedes perderte de esta joya escondida en forma de una osteria.
Para todos los que están al día con las nuevas propuestas gastronómicas de CDMX, es imposible que Osteria 271 no dejara intriga en las redes: ¿Una práctica de golf (sin costo) con barra de ostiones arriba de un estacionamiento?
En pocas palabras, esta es la propuesta que no sabíamos que necesitábamos. Y, realmente, no se trata sólo de la originalidad de un plan diferente de swings y mariscos con un St. Germain Spritz o un clamato con cerveza bien fría. Para nosotros se trató de los mejores ostiones que hemos probado este año, porque aunque no lo creas, este pequeño local, que abre sólo de viernes a domingo, es el único lugar en todo México que ofrece un tipo de ostión y almeja, aquí te va la explicación.
Por qué son los mariscos de mejor calidad
Desde un lugar en Sonora llamado Puerto Peñasco, salen los ostiones que cumplen con los estándares más estrictos. Uno de los controles de calidad tiene que ver con una parte esencial, que muchas veces pasa desapercibida. Mientras los ostiones son un “filtro”, es decir, absorben todos los minerales y el resto del contenido del agua (incluyendo la basura), prácticamente la calidad de lo que comemos depende de la calidad del agua.
Es por eso que en este lugar, que cuenta con cinco certificaciones (2 mexicanas y 3 estadounidenses), el agua de esa granja en el Mar de Cortés pasa por un control profundo cada dos meses. Es decir, aquel ostión o almeja que disfrutas se cuidó desde que empezó a crecer, todos esos 8 a 9 meses.
De Sonora para el mundo; exportando a los lugares más top en Estados Unidos y Japón, ¿por qué no se vendería este manjar mexicano en México? Lo mismo pensó la mente creativa detrás de Osteria 271, un negocio de padre e hijo, cuya pasión por el buen comer se nota a leguas cuando te explican exactamente de dónde viene su producto que sólo venden viernes, sábado y domingo para garantizar que esa tostada —servida en un plato hondo porque se desborda en tus manos de tanto atún— sea una pesca que llegó en la madrugada, gracias a una logística perfectamente calculada.
¿Qué pedir en Osteria 271?
El chef Gustavo Torres detrás de la barra, en la que puedes ver cada movimiento de cocina, describe el menú como creaciones “monchosas”. Y aunque esta palabra suene como si se tratara de platillos súper cargados, más bien se refiere a la inesperada mezcla de ingredientes que lo hacen un antojo irresistible para enaltecer, sin disfrazar el sabor superior de las proteínas. Un ejemplo es el favorito del chef: el Ostión Aguachile Negro, con aguachile negro de chile ahumado (como lo disfrutas en Ensenada) y pepino persa… un ostión para disfrutar “con una cheve bien fría”.
Pero, ¿alguna vez habías probado un ostión con atún? Sí, suena raro, pero entenderás por qué el Ostión Embarazado es uno de las propuestas estrella. Servido con salsa ponzu, mayonesa japonesa, atún aleta amarilla e ikura, es una forma única de disfrutar este manjar por etapas. La jugosidad, el elemento inesperado y la frescura: lo tiene todo.
Otro muy recomendado es la Almeja al Gratín con salsa de queso cheddar y parmesano. Y lo particular de este platillo es que se trata de la almeja reina blanca, lo que describen como “el Ferrari” de las almejas; suave y jugosa con un sabor delicado. Así que si eres fanático de este marisco, te recomendamos pedir la versión braseada, porque el queso predomina un poco el sabor.
Fuera de los ostiones y almejas, otras especialidades son el Taco Gobernador que fue uno de nuestros preferidos con su camarón jumbo. Y si amas el chicharrón, el Taco de la Ramos es tu platillo, un romance entre Monterrey y el mar.
Si al igual que nosotros no puedes tener suficiente de su atún, pide el tiradito. Y si buscas algo reconfortante en estos días lluviosos, el clam chowder de aquí tiene la textura cremosa y espesa de uno auténtico de Boston, y por eso es el único platillo del menú que importan.
Cada semana sacan un plato especial según la inspiración del chef y los ingredientes disponibles. Nosotros probamos una focaccia frita hecha en casa con atún, paté de ostión e ikura. El platillo inesperado es un must, además del pulpo enamorado que es cortesía de la casa.
¿Cuánto cuesta comer en Ostería 271?
Puedes pedir los ostiones y almejas en una pieza (que no supera los $180 pesos) o más piezas. Todos los otros platillos vienen por pieza y oscilan entre $150 y $230 pesos. Por lo que, si lo comparas con otros lugares reconocidos por sus ostiones y almejas, la relación precio calidad es buena. El ticket promedio es de aprox. $800 por persona.
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