Durante la carrera espacial, nada fue dejado al azar. Los materiales, accesorios y las más mínimas piezas que viajarían al espacio, eran puestas a prueba para asegurar que no hubiera espacio parar errores. Una hazaña imposible hasta ese momento –viajar más de 380 mil kilómetros y regresar, llegando a alcanzar los 9 mil km/h– requería de tecnología perfecta. El Speedmaster de Omega fue el único reloj apto para la tarea.
En 1964 la NASA le pidió a distintas marcas que enviaran un cronógrafo de pulsera que fuera capaz de soportar arduas pruebas. Y no mentían cuando dijeron que serían arduas. La desviación de precisión no debía ser superior a + / – 5 segundos cada 24 horas bajo ninguna circunstancia.
El reloj debía ser inmune a grandes variaciones de presión, legible bajo una variedad de condiciones de iluminación y no podía generar reflejos. Además, tenía que ser a prueba de golpes, hermético y antimagnético.
El Speedmaster cumplió con los requisitos. Continuó funcionando en perfecto estado al pasar dos días a temperaturas entre los 71 y 93 grados centígrados y otros dos días a -18 grados. Incluso hicieron la variación de temperatura inmediata y el reloj lo soportó. Gracias a eso, el 16 de julio de 1969 a las 9:32 EDT (Horario de verano del este), la misión Apolo 11 llevó consigo dos Omega Speedmaster ST105.012 de 1965, uno en la muñeca del traje de Buzz Aldrin y otro en la de Neil Armstrong.
50 años después, Omega celebra el aniversario de oro de la llegada a la luna con el Speedmaster Apollo 11 50th Anniversary. Este Moonwatch –como se le conoce al reloj desde 1969– está repleto de historia lunar, pero también de tecnología de punta. Incluye el nuevo Omega Master Chronometer calibre 3861, pero lo más impresionante es que gran parte del reloj, incluidos la caja de 42 mm y el brazalete fue realizado en una nueva aleación exclusiva llamada oro Moonshine de 18 qt. Este oro ofrece. una alta resistencia a la pérdida de color y brillo con el paso del tiempo.
El fondo transparente incluye el número del reloj, pues se trata de una edición limitada a 1014 ejemplares, una inscripción “1969-2019”, un meteorito lunar convexo incrustado y se puede leer la frase “The First Watch Worn on the Moon”.
El Speedmaster se convirtió en el verdadero reloj espacial. Durante la misión Apolo 17, la última vez que el hombre estuvo en la Luna, el astronauta Gene Cernan vio la Tierra y se sintió el ser humano más solitario del universo, pero al bajar la mirada y ver su Speedmaster se dio cuenta que el paso del tiempo era lo único que lo mantenía cercano a su familia y seres queridos. Omega demostró que un reloj es más que un accesorio.
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