Regresando a los cuadernos para recordar ciertos momentos y así revivirlos.
Hace relativamente poco, durante la semana del arte, asistimos al opening de Project Moné, donde una serie de artistas emergentes presentaron sus propuestas en una exposición colectiva muy interesante. En ella, nos llamó la atención una serie de bordados compuestos por hilo rojo y blanco con mensajes y frases muy elocuentes y de alguna manera sin sentido que, sin duda, capturaron nuestra atención, llevándonos a cuestionarnos su naturaleza.
¿Horas bordando una palabra? Esa palabra debe tener una fuerza, una historia o una trayectoria que justifique su existir. Frases deliberadas, en un lienzo tan grande, tan chico, tan blanco; tan textual. Bottom line: we were intrigued.
Esta historia comienza cuando Nicolás Sierra, creador de estos bordados y joven artista originario de la Ciudad de México, regresó tras estudiar cine y arte en el extranjero. Una amiga suya le regaló una aguja, un poco de hilo y un pedazo de tela. Eso fue lo que Nicolás necesitó para traducir sus pensamientos en palabras y estas en su fisicalidad.
“Decidí investigar diferentes técnicas y así empecé a diseñar mi tipografía para proyectar mis textos y pensamientos en bordado. No tenía planeado exhibirlos hasta que llegué a México y fui convencido por Jimena, mi amiga, de no esperar a que pasara algo, sino de yo mismo dar el paso y comenzar a enseñar más mi trabajo,” nos cuenta Nicolás.
Nuestra entrevista con el artista Nicolás Sierra
¿Qué te inspiró a utilizar frases de tu diario en tus obras? ¿Puedes compartir alguna historia detrás de alguna frase en particular?
Desde pequeño, siempre presté mucha atención a la estructura y gramática de diferentes idiomas, ya que escribir y leer han sido parte fundamental de mi vida diaria. Antes de embarcarme en mi exploración creativa, me dedicaba a escribir en prosa, monólogos y guiones para cortometrajes. Sin embargo, esta práctica limitaba el flujo creativo a una única fuente. Al empezar a bordar, experimenté un cambio significativo; la interpretación de un tercero, tanto en experiencia personal como en su ritmo interno.
La frase “I heard that in heaven we can run with scissors” es la introducción original del poema “Robin”. La escribí meses antes de comenzar mi incursión en el bordado y meses antes de redactar el poema de “Robin” que decidí exponer. Repetía estas palabras sin cesar en mi cuaderno, desmenuzando y reorganizando cada una, intentando encontrarles sentido hasta que me di cuenta de que había escrito todo un poema como pretexto para utilizar esa oración.
Lo bordé en una tela de dos metros, otorgándole todo el espacio que merecía. Me encanta cómo su tono tentativo evoca la posibilidad de realizar lo prohibido en el cielo, algo tan simple e infantil como correr con tijeras. Fue entonces cuando empecé a reconocer las excusas o justificaciones dentro de mi proceso de escritura, y comencé a despojarme de lo superfluo que simplemente usaba para dar contexto.
¿Cómo describirías tu estilo artístico?
Nunca he tenido un medio específico, pero sé que estoy en una búsqueda que gira en torno al amor, el silencio, el deterioro, la sexualidad y la luz. Mi objetivo es representar ciertos sucesos y sentimientos relacionados con estos temas.
¿Cuál ha sido tu trayectoria en el mundo del arte y cómo ha evolucionado tu trabajo a lo largo del tiempo?
Mi experiencia empezó con un poco de rebeldía hacia mis profesores mientras estudiaba en Madrid, al cambiar mis entregas de cortometrajes por instalaciones. La primera vez que mi práctica se formalizó fue en febrero al exhibir en la semana del arte en un proyecto colectivo y ahora colaborando con Roberto del Río interviniendo en unas de sus obras para el Cuarto de Máquinas.
Mi constante desde joven fue la fotografía, después comencé a pintar, aunque dibujar me llamó más la atención. Estudié cursos de técnica en dibujo y pintura y comencé un proyecto de cerámica hace unos años llamado Maison Lando. Hoy en día practico todas excepto pintura, aunque espero regresar pronto a ella.
El hilo rojo, azul, y blanco son colores que se repiten frecuentemente en tus obras. ¿Tienen algún significado especial para ti o para tus creaciones?
Siento que al decidir bordar algo, inmediatamente sé el color que debe llevar, después de un tiempo pude encontrar un patrón dentro de los colores, algunos de los cuales tratan de frenar el tiempo, la gravedad, secretos y cuestiones existenciales.
¿Podrías hablarnos sobre el proceso creativo detrás de tus bordados?
Al escribir algo, o tener la idea sobre qué escribir, empiezo a romper la frase en partes y repito el proceso cambiando su estructura y ritmo hasta que algo resuena en mí que así tiene que existir. Cuando la frase viene de algo que escuché por lo general no la intervengo.
Espero transmitir la simplificación de la palabra y el juego con lo imposible, de cierta forma transmitir fantasías. Leer y empatizar a través de experiencias personales e imaginación, ya que cada quien puede desarrollar su versión e interpretarlo como texto, una historia, un fragmento de ella, o una imagen.
¿Has tenido alguna experiencia significativa o desafiante en tu carrera como artista que te haya marcado?
Un desafío ha sido aprender a no acumular mi trabajo y a realizar iteraciones constantes. Antes, solía guardar mi trabajo en secreto porque no lo consideraba lo suficientemente trabajado o perfecto. Sin embargo, he aprendido que lo que se crea en el momento es sagrado y representa fielmente la experiencia vivida en ese momento o época.
Otro obstáculo es dudar de mi trabajo, o si es “demasiado”.
Cuando empecé a bordar las frases, no pensaba en cómo serían interpretadas por otros; era simplemente un pasatiempo. Sin embargo, desde que empecé a exhibir mi trabajo, han surgido dudas sobre cómo será interpretado por los demás. Aún hoy, a veces siento vergüenza si es percibido como demasiado romántico o demasiado oscuro, o me pregunto qué pensará mi familia. La única manera de lidiar con esto es seguir creando; se siente como un tipo de exorcismo.
¿Hay algún artista que haya sido una influencia significativa en tu trabajo?
Louise Bourgeois y su trabajo Ode a l’oubli ha sido una influencia enorme desde que tengo 14 años, a la misma edad sentía mucho hacia Matisse que fue el primer artista con el que pude conectar a un nivel más personal. El más reciente ha sido Robert Rauschenberg y su parte escultórica e interacciones con Cy Twombly, me dan vida.
¿Puedes adelantarnos algo sobre tus próximos proyectos artísticos? ¿Hacia dónde crees que se dirige tu arte en el futuro cercano?
Debido a que el bordado es nuevo para mí, sigo explorando y descubriendo límites, estoy trabajando en una nueva serie llamada La Evolución de la Navaja donde trato con el abuso, la vergüenza y la inocencia. Poco a poco voy tomando un camino más figurativo y escultórico analizando cosas filosas, ya sean palabras, recuerdos u objetos.
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