Para describir las cafeterías de la colonia Portales en tres palabras diría que: son atendidas por sus propios dueños; bueno, en seis palabras no tres.
Los cinco cafecitos que compartimos en este listado son pequeños negocios familiares, y, dato curioso, uno de sus integrantes, por lo menos, es diseñador(a). Sospecho que esto tiene algo que ver con lo cálidos y lo bonitos que son.
Y es que más que cafés, son espacios culturales. Nací, crecí y sigo viviendo en la colonia, así que yo los considero mis vecinos, porque ellos también habitan en las mismas calles con nombres de países asiáticos o europeos.
5 cafés para conocer cuando estés en la Portales
Dandelion
Bulgaria 116b
En medio de la calle de las refaccionarias de Portales, entre llantas y mecánicos, se encuentran los mejores pasteles veganos de la colonia.
Recién llegada de Los Ángeles, Roxana y su novio Beto, abrieron en 2021 esta cafetería basada en plantas, que ofrece cada semana un pastel nuevo, cada uno con su propia historia que puedes preguntar a su creadora porque, según sus propias palabras, la ha soñado.
Sin lácteos y sin huevo, este lugar hace magia al producir uno de los bizcochos más deliciosos que probarás y las coberturas más brillantes, literalmente destellan sus pasteles. Nunca repite sabores, hasta ahora son cien los que hemos podido saborear aquí, entre los que se encuentran Cococó, Tuxedo, El Greco, Funfetti.
El Convite
Filipinas 832
El parque de Los Venados, la iglesia de Cristo Rey, la Clínica 1del IMSS, las “Chácharas” y El Convite son los lugares que todo portaleño que se precie de serlo conoce, si no te están mintiendo.
Es la esquina más dulce de la colonia, complemento de la fonda del mismo nombre ubicada a una cuadra, a la que los melómanos golosos asisten para deleitarse con pasteles de la casa, cafecito de especialidad y jazz.
No es raro escuchar las risas de Alberto o ver a Edgardo sentado a la mesa con algún cliente, platicando, ambos hermanos, quienes, junto con el resto de su familia, son los creadores de delicias como Sabina y Más chocolate. Pídelos así, por su nombre.
Blú
Saratoga 525Bis
Es un cuarto más de la casa de Quetzalli y sus hermanas, donde solo caben dos mesas de colores pero una infinidad de juguetes miniatura y peluches, como los ternurines que ellas ya lucían en las vitrinas de sus pasteles antes de que se pusieran de moda.
Un tierno lugar decorado de nostalgia que también da cabida a la obra gráfica contemporánea de artistas locales. Sus galletas suaves de chocolate rellenas de mantequilla con figuras de Snoopy, los Moomin y Miffy son su distintivo, también el shortcake de fruta de temporada (el de uva, uf, deli).
Espíritu
Odesa 325
Lleva unos meses abierto pero este lugar por las noches siempre se llena de gente, y es que René (Nyvse) ha formado una comunidad interesada en el café y la espiritualidad, que se reúne a meditar, al ritmo de la música de cuencos que él toca en vivo.
Mandalas, atrapasueños y efigies ambientan el espacio, donde puedes tomar bebidas como el Ying Yang Chai (su propia versión del dirty chai, una combinación de té negro con espresso) sobre zafus en el piso frente a un altar o simplemente en una mesa cómoda. Un centro holístico para cualquiera que guste del silencio.
Barrio Vivo
Pirineos 89
De ser un centro con diversos locales de comida variopinta en sus inicios antes de la pandemia, Barrio vivo es un ejemplo de resiliencia, pues ha sabido adaptarse a las circunstancias, y ahora ofrece un menú de tres tiempos, a la carta, café de especialidad y barra, música en vivo, bazares y talleres.
Todo eso lo aprendieron en el camino, pues los hermanos Vicente y Román, junto con sus esposas e hijas, solo querían abrir un lugar para la convivencia vecinal, donde se pudieran encontrar las celebridades y los colonos más antiguos del barrio. Y así pasa a diario aquí, en este centro cultural, cuya oferta gastronómica se nutre de puro producto local, sin aditivos ni conservadores.
Por: Didí Gutiérrez
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