Niich es un restaurante que rompe con la tradición y tiene más de un secreto

En los límites de la colonia Condesa Niich está escondido entre edificios administrativos y residenciales. Se trata de un espacio sin pretenciones que parece haber elegido ese lugar para destacar entre el resto. Diferenciarse de la competencia porque sabe que su oferta es única.

Aquí el diseño es tan importante como la comida. Con una sección al aire libre donde puedes encontrar grandes obras de arte para acompañarte, así como el salón principal que se siente más acogedor y donde el muro tiene nichos y está repleto de pequeños (y no tan pequeños)objetos de alfarería mexicana, el lugar no llega a parecer un museo, pero sí da la sensación de que cada cosa, por pequeña que sea, fue puesta ahí con un propósito que aún no conoces.

Puede que esté más allá de lo que conocemos como cocina fusión, pero la comida a cargo del chef Saúl Carranza tiene orígenes oaxaqueños, aunque tal vez podría decirse inspiración oaxaqueña y un poco de su propia experiencia con las técnicas francesas u orientales que le dan nueva vida a muchos platillos.

En las entradas se encuentran opciones calientes y frías, que van desde los vegetales rostizados que tienen un sabor espectacular y demuestran que en la simpleza radica la maestría de los chefs. También hay ensalada de cangrejo ahumado, ostras del día con salicornias y más.

En los platos fuertes, el lechón es una parada obligada. Se bracea en su propio jugo y se sirve con mole mancha manteles, hormiga chicatana y bok choy. Este es uno de los platillos estrella que demuestran que la cocina de Niich no tiene miedo de ir a contracorriente de todo lo que se está gestando en la zona y que fusionar la complejidad de distintas cocinas puede tener un buen resultado. Otro que se convertirá en un favorito es la salchicha de pescado con puré de papa y caviar, una combinación que podrá resonar en muchos, pero que al atreverse a probarla descubrirán un sabor complejo, pero fácil de adaptarse al paladar.

Además de todo eso, cuenta con un secreto, el bar Ololo. Se trata de una especie de speakeasy (porque no está completamente oculto) al que accedes al subir las escaleras del restaurante. Aquí la atmósfera cambia y las paredes, como el mobiliario rosa, de terciopelo y retro, te harán sentir años luz de Niich. Aquí la coctelería especializada en la región maya triunfa porque muchas de las infusiones se hacen de manera casera, por lo que no puedes esperar el mismo trago dos veces.

Dirección: Chicontepec 57, col. Hipódromo Condesa
Sitio Web: Instagram