MOTOMAMI es el disco de Rosalía, pero una motomami es más que eso. De acuerdo a la cantante española, “moto” en japonés significa “más duro”, por lo que la palabra habla de lo agresivo, de la fuerza de cada mujer, de la liberación que puede tener. Por otra parte, “mami” es lo vulnerable, es la madre, la fuerza creadora.
Motomami es esa dualidad, es una forma de ser ante la vida. También es el nombre y tema del tercer disco de la Rosalía, el más experimental e imponente de su carrera. En los años previos al lanzamiento de su disco Rosalía comenzó un viaje profesional que la acercó a los mejores músicos del mundo. Sus canciones de reaggeton junto a J Balvin, Tainy, Bad Bunny la hicieron brillar en los países de habla hispana y sus colaboraciones con James Blake, The Weeknd, Billie Eilish y más la catapultaron a la fama global. Muchos (yo incluido) temíamos por el nuevo disco, que su nueva faceta diluyera su talento bruto que mostró en El Mal Querer.
Saoko llegó para demostrar que estábamos ante una nueva Rosalía que podía mezclar los ritmos de todo el mundo en una canción sin igual. Chicken Teriyaki reafirmó los miedos de que la cantante dejó atrás su pasado para adoptar un sonido más comercial y entonces MOTOMAMI llegó a nuestros oídos y nunca más volveremos a dudar de Rosalía.
MOTOMAMI es la dualidad de Rosalía expresada en 16 tracks que necesitas escuchar de inicio a fin para entender que los singles podían ser interpretados fuera de contexto, pero que al vivir en la obra total que representa el disco, no podrían haber sucedido de otra manera.