¿Por qué sí puedes regresar el vino en un restaurante? Estos son los motivos

Ya sea que pidas solo una copa o la botella completa, suele haber un protocolo cuando te sirven el vino en un espacio público: darte solo un poco para que lo pruebes y decidas si quieres quedarte con él o rechazarlo. Muchos piensan que esto se hace para descubrir si te gustó la elección, pero la verdad es que esa no es la razón. Te decimos cuándo sí puedes hacerlo y cuáles son los motivos para regresar el vino en un restaurante, por si necesitas esta información en tu próxima salida.

¿Cuándo sí puedes rechazar tu vino?

Antes de explicar lo motivos, hay que explicar que estos siempre tienen que ver con defectos que tenga el vino, es decir, características poco óptimas para poder disfrutarlo. Por eso, al probarlo no se te está preguntando si te gustó, sino la posibilidad de que algo no esté bien con la bebida. Muchos de estos defectos tienen que ver con el proceso de producción, la conservación o incluso el corcho, y principalmente puedes detectarlos en el color, el olfato y por supuesto el sabor. Estos son los principales.

Huele mal

Para que detectes algún defecto del vino es recomendable que antes de probarlo, puedas verificar su aroma. Independientemente de tu nivel de conocimiento, hay algo que no debes permitir, y eso es el aroma desagradable. Entre los más comunes están a cartón mojado, moho, trapo mojado, acetona o pegamento. Estos se producen ya sea por el proceso de producción poco higiénico o por una bacteria en el corcho, lo cual causa este defecto.

Si al mover la copa no desaparece, o tras pasarlo por un decantador, entonces no hay más remedio y ese vino debe tirarse.

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Está avinagrado

Literalmente, en este defecto el vino te sabrá como a vinagre. Esto se produce por varios motivos: desde una mala conservación en barricas a la hora de producirlo hasta un tapón defectuoso que dejó pasar oxígeno al líquido dentro de la botella. En cualquier caso, lo notarás al instante y es una causa para devolverlo. Ojo, puede producirse con mayor frecuencia si el vino lleva mucho destapado (como en los casos por copeo), así que puedes preguntar si las botellas que ofrecen se abrieron el mismo día.

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Hay ausencia de burbujas

Esto aplica para los vinos espumosos. Independientemente del tamaño que formen, siempre deben estar presentes las burbujas, sobre todo al servirlo. Pero si el líquido se ve totalmente tranquilo, entonces puedes pedir que te cambien la botella.

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Está oxidado

Este puede ser un poco más complejo, pero hay algunas pistas. El vino oxidado cambiará de color y se volverá hacia el tono teja, en el caso tinto, y hacia el dorado profundo para el blanco. Además, dejará de ser brillante y puede que se vuelve turbio. Y en nariz, puede oler a jerez. Todos estos elementos te dirán que ya pasó su mejor época y simplemente aquí no aplicó el dicho de que el vino se vuelve mejor con los años.

Y recuerda: si no hay ninguno de estos defectos y simplemente no te gustó la opción que escogiste, esa no es una razón válida para devolverlo. Incluso si te parece que no está a la temperatura adecuada, también puede solucionarse.

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