Antes de que la ciencia nos ofreciera explicaciones detalladas de los fenómenos naturales, las civilizaciones buscaban respuestas en mitos antiguos, historias llenas de magia, símbolos y enseñanzas que nos muestran una visión del mundo única y profundamente humana.
Aunque hoy tenemos herramientas científicas para entender lo que ocurre a nuestro alrededor, no podemos negar que estos mitos siguen ofreciendo verdades que resuenan en lo profundo de nuestro ser. En ellos se mezclan la realidad y la fantasía, el orden natural y el caos, creando relatos que aún perduran y nos cautivan.

4 mitos antiguos que te volarán la cabeza
Namazu, el pez japonés que ocasionó algunos desastres
En Japón, se cuenta que bajo las islas del país vive un pez gigante llamado Namazu, un pez gato tan grande que su movimiento puede ocasionar terremotos. Este coloso está controlado por el dios Kashima, quien lo mantiene bajo control con una piedra sagrada. Pero cuando Kashima se distrae o se aleja, Namazu se sacude con fuerza, desatando temblores en la Tierra. Este mito nos muestra cómo, para los japoneses, los terremotos no eran solo fenómenos naturales, sino momentos en los que el equilibrio divino se rompía, aunque fuera por un instante.
Durante el periodo Edo, Namazu se convirtió en una figura popular en ilustraciones, y se creía que los terremotos que causaba redistribuían la riqueza, destruyendo las casas de los ricos y permitiendo que las reconstrucciones fueran más igualitarias.

El triste mito antiguo de Eco y su voz perdida
Eco, una ninfa de los bosques, es conocida por su voz encantadora y su incesante charla. Pero su historia toma un giro trágico cuando Zeus, el dios del Olimpo, la utiliza para distraer a su esposa Hera. Cuando Hera descubre la artimaña, castiga a Eco, despojándola de su capacidad para hablar por sí misma. Desde entonces, Eco solo puede repetir las últimas palabras que escucha. Devastada por su castigo, Eco se enamora de Narciso, un joven arrogante y hermoso que la rechaza. Con el tiempo, Eco se desvanece de tristeza, hasta convertirse solo en su voz, que resuena en las montañas.
Este mito explica el fenómeno del eco, esa repetición de sonidos en espacios abiertos y montañosos, mostrando cómo la naturaleza guarda las voces del pasado, evocando recuerdos y emociones perdidas.

Inanna y el ciclo del día y la noche
En la mitología mesopotámica, especialmente en las leyendas sumerias y babilónicas, encontramos a Inanna, la diosa de la luz y la belleza, y a su hermano Annigan, el dios de la luna. Se dice que Inanna se aleja del dios del sol y desciende al inframundo, mientras que Annigan la persigue. Este movimiento entre ambos dioses explica el cambio entre el día y la noche: cuando Inanna se oculta en el inframundo, el dios de la luna asciende al cielo para tomar su lugar. Cuando Inanna regresa, el ciclo se invierte y el día renace.
El mito de Inanna y Annigan representa la eterna danza entre el sol y la luna, simbolizando el paso del tiempo y los ciclos naturales de la luz y la oscuridad.

Los mitos antiguos como el de Cernunnos y los cambios de estaciones
Cernunnos, el dios celta de la naturaleza, la fertilidad y los animales, es una de las figuras más poderosas en los mitos antiguos de los pueblos celtas. Representado con cuernos de ciervo y rodeado de animales salvajes, Cernunnos está estrechamente vinculado a los ciclos de la vida y las estaciones.
En el invierno, simboliza el descanso y la muerte simbólica de la tierra. En esta estación, los árboles pierden sus hojas y los animales hibernan, lo que marca una pausa en el ciclo de la vida. Pero cuando llega la primavera, Cernunnos despierta y trae consigo el renacimiento de la naturaleza: los árboles florecen, los animales salen de su letargo y la vida comienza de nuevo.
Este mito refleja el equilibrio entre la muerte y la vida, la pausa y el renacimiento, mostrándonos cómo el dios de los ciervos impulsa la regeneración y la abundancia de la tierra.

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