1000 cajas es con lo que se inaugura Mezcal Clase Azul, el cual es elaborado a partir de agave cenizo que crece de manera silvestre en el estado de Durango. Por lo tanto solamente pueden producir 25 litros diarios, haciendo de este mezcal un exclusivo producto difícil de conseguir.
El sabor de este mezcal resulta diferente al que ha sido creado en otras zonas de la República, pues el clima del estado y los minerales de la tierra, aunados a la maduración de cada uno de los agaves que requiere de entre 12 y 15 años, le aportan complejidad a sus notas. Ésta bebida transparente de doble destilación tiene toques dulces de cacahuate, piloncillo, miel, madera y chocolate. Además, se trata de un líquido que no raspa la garganta ni altera el sabor de los alimentos, por lo que es posible beberlo sin necesidad de mezclas.
Sin embargo, no es sólo la elección de la planta, ni el proceso de destilado que hace de este mezcal algo que lo separa del resto, sino la filosofía que hay detrás de su origen. Forbes Life conversó con el CEO de la firma, Arturo Lomelí, durante la presentación de esta bebida artesanal en Guadalajara y reveló que, aunque bien pudieron haber hecho un gran lanzamiento masivo que tomara como respaldo el éxito del tequila Clase Azul en países como Estados Unidos, el objetivo no era llegar a un gran público, sino llegar a esa audiencia que no busca sólo un mezcal, sino un representante de cultura.
Es por ello que en este producto se cuida cada detalle, el líquido, por su puesto, la elaboración de la botella, la creación del tapón y, sobre todo, las personas que se dedican a realizarlo. Todo el proceso es artesanal, tanto en el palenque como en la fábrica en donde se crean los envases. El modelado, el barnizado y hasta los acabados recuperan la tradición de la artesanía mexicana auténtica y lo hacen a través de las personas que han pasado dicho conocimiento de generación en generación.
“Se trata del sacrificio de cantidad por calidad”, mencionó el CEO que asegura que prefiere vender pocas botellas pero a aquellas personas que aprecian el esfuerzo de todas las manos que hay detrás de ellas, a vender muchas que aparenten ser una artesanía y no lo sean en realidad.
La botella, una pieza artística
De color negro mate y con una textura rugosa es como se envasa este mezcal. Las botellas son realizadas a mano por miembros de la comunidad mazahua de Santa María Canchesdá, en el Estado de México.
El producto tiene como objetivo enaltecer las raíces mexicanas, por lo que se buscó hacerlo desde la presentación. El barro negro, por lo tanto, es lo que la botella pretende representar. El tapón es el punto colorido del producto, una pieza realizada a mano por artesanos Huicholes y siguiendo la minuciosa técnica que los distingue. De esta forma las chaquiras son colocadas una a una. Lo único que cambió en el proceso fue la forma de pegar estas piezas, ya que la cera de abeja – la cual se utiliza en las artesanías típicas – resultaba poco eficiente para que se conservara intacta la pieza durante la distribución.
El Mezcal Clase Azul estará a la venta entre los meses de Julio y Agosto con un precio aproximado de 225 dólares.
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Christin Parcerisa es editora web de Forbes Life, nuestra publicación hermana. Síguela en Twitter: @ChrisParcerisa
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