Maravillas de Sudamérica que hay que ver al menos una vez en la vida

Estas maravillas de Sudamérica van desde espejos infinitos de sal hasta selvas que regulan el clima del planeta. América del Sur guarda algunos de los paisajes más extremos, diversos e inolvidables del mundo. En esta selección recorremos diez destinos que no solo asombran por su belleza natural, sino que también cuentan historias milenarias, poseen biodiversidad única o simplemente parecen salidos de otro planeta. Ideal para quienes buscan transformar su manera de viajar.

10 maravillas en América del Sur que valen la pena explorar

Lençóis Maranhenses, Brasil

📍 Parque Nacional Lençóis Maranhenses, Maranhão

Un desierto que no es un desierto: en temporada de lluvias (mayo a septiembre), miles de lagunas de agua dulce cristalina aparecen entre las dunas blancas creando un paisaje onírico. El parque, recientemente declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO (2024), se encuentra en una zona de transición ecológica entre tres biomas: el Cerrado, la Caatinga y la Amazonía.

Este cruce biogeográfico lo convierte en un refugio para especies adaptadas a suelos arenosos, como la restinga, además de aves migratorias, reptiles y anfibios. La mejor época para visitarlo es justo después de la temporada de lluvias, cuando las lagunas alcanzan su máximo esplendor.

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Monte Roraima, Venezuela/Brasil/Guyana

📍 Frontera triple entre Venezuela, Brasil y Guyana

Con sus 2,810 metros de altitud, el Monte Roraima es un tepuy ancestral y una de las formaciones geológicas más antiguas del mundo, con más de dos mil millones de años. Su cima —una meseta de 31 km²— ha estado aislada por milenios, permitiendo la evolución de especies endémicas como helechos arborescentes y plantas carnívoras.

El ascenso, que suele durar entre seis y ocho días, atraviesa sabanas, selva nublada y una empinada cornisa llamada “La Rampa”. Arriba, se encuentra el Valle de los Cristales, las albercas naturales conocidas como “jacuzzis” y el Punto Triple, donde se unen tres países. Forma parte del Parque Nacional Canaima (Patrimonio de la Humanidad, 1994).

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Salar de Uyuni, Bolivia

📍 Departamento de Potosí, Altiplano Sur

Durante la temporada de lluvias (enero a marzo), este desierto de sal —el más grande del mundo— se convierte en un espejo perfecto que refleja el cielo. En la temporada seca (abril a noviembre), el salar revela polígonos naturales de sal y cielos azules intensos, ideales para astrofotografía.

Dentro del salar destaca la Isla Incahuasi, poblada de cactus gigantes, y en las afueras se encuentra el Cementerio de Trenes. Además, el salar alberga vastas reservas de litio y ha sido habitado ancestralmente por pueblos indígenas que aún participan en la extracción artesanal de sal.

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Foto de Matheus Oliveira en Unsplash

Machu Picchu, Perú

📍 Provincia de Urubamba, Cusco

A 2,430 m.s.n.m., entre la selva alta y los picos andinos, la ciudadela inca de Machu Picchu es Patrimonio Mixto de la Humanidad por su valor cultural y natural. Construida en el siglo XV, probablemente como residencia del emperador Pachacútec, integra más de 200 estructuras ceremoniales, agrícolas y urbanas, perfectamente adaptadas al terreno montañoso.

La arquitectura responde a criterios astronómicos, sísmicos y ecológicos. Fue redescubierta por Hiram Bingham en 1911 y aún hoy su función exacta sigue siendo materia de debate. La mejor época para visitarla es de mayo a septiembre.

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Cataratas del Iguazú, Argentina/Brasil

📍 Provincia de Misiones y Estado de Paraná

Un total de 275 saltos de agua, con una extensión de 2.7 km y alturas de hasta 82 metros en la impresionante Garganta del Diablo, componen este sistema de cascadas binacional. Declaradas Patrimonio Natural por la UNESCO, las cataratas están rodeadas por dos parques nacionales que protegen la selva paranaense.

La fauna incluye coatíes, tucanes, monos caí, y hasta jaguares; las aves vencejos de cascada anidan tras las cortinas de agua. El lado argentino ofrece pasarelas inmersivas y paseos en lancha, mientras que el brasileño brinda una vista panorámica inigualable.

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Islas Galápagos, Ecuador

📍 Archipiélago en el Océano Pacífico

Ubicadas a mil kilómetros de la costa continental, estas islas volcánicas inspiraron la teoría de la evolución de Darwin. Son hogar de especies únicas como las tortugas gigantes, iguanas marinas, piqueros de patas azules y cormoranes que no vuelan. Las islas más jóvenes, como Fernandina e Isabela, aún están volcánicamente activas, mientras que las más antiguas muestran paisajes erosionados.

Gracias a la ausencia de depredadores, la fauna no teme al ser humano, lo que permite encuentros cercanos mientras se bucea, se hace snorkel o se recorren senderos marcados. Fueron declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad en 1978 y su reserva marina ampliada en 2001 es una de las más biodiversas del mundo.

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Foto de Amy Perez en Unsplash

Parque Nacional Torres del Paine, Chile

📍 Región de Magallanes, Patagonia

Este parque combina torres de granito, glaciares, lagos turquesa y una fauna espectacular. Las tres Torres del Paine y los Cuernos del Paine son formaciones esculpidas por glaciares a partir de un lacolito granítico de más de 12 millones de años.

Los circuitos de trekking “W” y “O” ofrecen travesías entre valles glaciares, miradores, cascadas y lagos multicolores. Es uno de los pocos lugares del mundo donde se puede avistar pumas con relativa facilidad, además de cóndores, guanacos y el ciervo huemul. Declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO en 1978.

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Foto de Olga Stalska en Unsplash

Selva Amazónica (Yasuní, Ecuador / Pacaya-Samiria, Perú)

📍 Cuenca del Amazonas

El ecosistema terrestre más biodiverso del planeta se extiende por nueve países. En Yasuní, Ecuador, pueden encontrarse más especies de árboles en una hectárea que en todo EE. UU. y Canadá juntos. La reserva es hogar de jaguares, delfines rosados, monos, guacamayos, anacondas y comunidades indígenas como los Waorani, así como pueblos no contactados (Tagaeri y Taromenane).

En Perú, Pacaya-Samiria protege humedales con manatíes, tortugas taricayas y paiches. Estos lugares son esenciales para la regulación climática global, y enfrentan amenazas por la deforestación, minería y cambio climático.

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Foto de Ivars Utināns en Unsplash

Glaciar Perito Moreno, Argentina

📍 Parque Nacional Los Glaciares, Santa Cruz

Con más de 70 metros de altura y cinco kilómetros de frente, el Perito Moreno es uno de los pocos glaciares en el mundo que aún avanza. Su espectáculo más famoso son las rupturas: enormes bloques de hielo se desprenden y caen al Lago Argentino. Se puede explorar desde pasarelas panorámicas, mediante navegaciones o caminando con crampones sobre su superficie. Forma parte del Parque Nacional Los Glaciares, declarado Patrimonio de la Humanidad, que protege una vasta zona de los Andes australes, glaciares y estepas patagónicas.

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Foto de NJ L en Unsplash

Desierto de Atacama, Chile

📍 Región de Antofagasta

El lugar no polar más árido del planeta también es uno de los más espectaculares. Alberga paisajes como el Valle de la Luna, los géiseres del Tatio, lagunas altiplánicas pobladas por flamencos, y salares que brillan con el sol. La sequedad extrema y altitud (sobre los 2,400 m) hacen del desierto un paraíso para la astronomía: observatorios como ALMA estudian el universo desde aquí. Por las noches, la Vía Láctea se puede ver en su máximo esplendor. Es un entorno geológico de contrastes y uno de los mejores lugares del mundo para conectarse con el cosmos.

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Foto de Diego Jimenez en Unsplash