“Bagdad”, una de las tantas increíbles canciones que se encuentran en “El Mal Querer”, el nuevo disco de Rosalía, tiene un sampleo de “Cry Me A River” de Justin Timberlake y está situada en medio de un desfile de referencias a la historia del flamenco, su cultura y su herencia en España. La canción es un claro ejemplo de cómo es que Rosalía logró crear un híbrido que personas como los Gipsy Kings y Dellafuente habían apenas acariciado antes de ella: un sonido que revitaliza la historia en una modernidad que constantemente bebe de ella sin necesariamente estudiarla.
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“El Mal Querer” es la tesis de Rosalía. Basta una vuelta para darse cuenta de que su éxito no solo está en una producción impecable y una voz que se sabe sostener, sino en la urgencia de investigación que provoca apreciarlas en conjunto. Después de escuchar canciones como “Que no salga la luna” o “De aquí no sales” es imposible no querer descubrir más sobre lo que aquí se representa. El disco es un punto de partida para un mundo que pedía a gritos ser explorado.
Gracias a la ayuda de El Guincho en la producción, Rosalía le dio vida a un disco que tiene todo para triunfar. Su concepto es otro claro ejemplo. Cuando el resto del mainstream ve en el amor un epicentro de gozo, ella encuentra una condena que explora el papel de la mujer a través de la historia y su perspectiva del romance. A través de capítulos cuenta una historia inspirada en “Flamenca”, una novela escrita entre los años 1240 y 1270 cuyo final permanece perdido. A diferencia de ésta, “El Mal Querer” tiene final y es quizá más justo que el original.
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No importa que el disco se escuche tremendamente pop en algunos momentos como en “Malemente”, “Pienso en tu mira” o “Di mi nombre”, el flamenco de sus raíces es omnipresente. Rosalía estudió por más de diez años el género, su cultura y su impacto en España y en cada nota de su voz ese proceso es palpable. Puede escucharse como un robot en “A Ningún Hombre” y puede sonar como una superestrella en “Maldición”, pero la autenticidad de la técnica permanece intacta y entrega piezas de ensueño como “Nana”. Es un disco que mira hacia el futuro, pero consciente de todo aquel pasado que lo formó.
El éxito que ha alcanzado a tan solo unos días de su lanzamiento no es ninguna sorpresa, sino una consecuencia de su valor. “El Mal Querer” es una de esas anomalías que logran trascender el umbral de la gloria social mientras cargan un bagaje cultural auténtico e intocable. ¿Lo mejor? Rosalía tiene 25 años, todavía tenemos varia cosas por escuchar y mucho más por aprender.