Estábamos en la carretera en Vacherie, Louisiana, cuando el transporte se detuvo en un restaurante que, de haber pasado a una velocidad normal, habría pasado desapercibido. Ahí un hombre alto y delgado, con un bigote canoso y una sonrisa contagiosa nos esperaba.
Esa es la sorpresa de Louisiana, los mejores lugares están donde menos te los esperas y siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte sin importar nada. Spuddy no nos enseñó, sino que nos hizo preparar un platillo llamado jambalaya (la descripción perfecta fue: una especie de paella, pero al estilo cajún y picante) cuya influencia viene de África, Francia y España, pero que realmente solo podría haber nacido en Louisiana.
Visitar Louisiana es adentrarte en una mezcla de culturas donde la identidad es mucho más marcada. A pesar de que el francés sigue vivo, la arquitectura española y mucha de su herencia gastronómica se respira día a día, los habitantes de Louisiana han formado una comunidad donde todo se mezcla y se vuelve algo único, irrepetible y realmente sorprendente. Visitar Louisiana es conocer ese Estados Unidos que no existe en ninguna otra parte y que realmente te puede enamorar.
Nuestro viaje a Louisiana nos demostró que podemos intentar conocer a profundidad un lugar y solo rascar la superficie. Lafayette fue el punto de inicio, que desde la Ciudad de México implica un viaje con escala en Houston antes de llegar a este pequeño y tranquilo pueblo de Louisiana. Lo primero que notas desde que aterrizas es lo plano que todo se ve. Louisiana tiene una topografía única y prácticamente no hay cerros ni montañas, de hecho.
Lo siguiente que notas, es el calor y la humedad, pero a inicios de junio no era tan exagerado como algunos lo describen. Sin embargo, cuando Louisiana realmente sorprende, es cuando empiezas a probar su comida. Aquí tenemos que hacer un pequeño desvío para hablar de la cultura cajún. La palabra cajún viene de “Acadia” que fue como se le conocía a Nueva Escocia y otras partes de Canadá donde los franceses se instauraron en la época colonial. Después de que los franceses fueran exiliados en 1713 en lo que se le conoce como le Grand Dérangement, muchos acadianos llegaron a Nueva Orleans y zonas rurales de Louisiana. Poco a poco los acadianos y los colonos de la zona mezclaron todas sus tradiciones para dar nacimiento a la cultura cajún.
Esta mezcla de culturas es lo que nos trae a una cocina llena de especias, con influencia francesa y española, pero también africana y no solo la afroamericana que está establecida en gran parte de Estados Unidos, sino una que mantiene raíces con el continente africano. Mientras otros estados tienen el chicken pot pie, aquí el crawfish pot pie es el rey. Una tarta con langostinos y muchas especias donde el sabor resalta de manera única.
De igual manera probamos bocadillos fritos de caimán (en Louisiana animales como el caimán y la tortuga son altamente consumidos tal como el pollo o la res es en muchos otros lugares), descubriendo las pequeñas diferencias de sabores y adentrándonos mucho más en la cultura gastronómica.
No todo es comida que no conocíamos, también probamos un poco de la amabilidad del sur que se traduce en su amor por grandes platillos como los del Acadian Superette, una salchichonería y restaurante que usa la carne que produce para preparar el mejor omelette que puedes imaginar. Eso junto a un poco de papas hash, demuestran que los platillos más tradicionales se convierten en los favoritos cuando usas los ingredientes correctos y la mejor calidad.
Para adentrarnos aún más en la historia de Louisiana, recorrimos el pueblo histórico de Vermilionville, donde tienen casas típicas y ejemplos muy detallados de cómo era la vida en el siglo XVIII y XIX, mostrando lo bueno y malo de la época, la lucha de las comunidades por su autonomía y las injusticias a las que se enfrentaron los esclavos y después sus hijos, nietos y más, luchando por una sociedad más justa.
Parece que todo en Louisiana está relacionado a la comida, por lo que nuestro siguiente parada fue la fábrica de Tabasco donde conocimos el proceso y la historia de una botella que se vende en más de 200 países y que irónicamente, no tiene nada que ver con Tabasco, México.
La salsa Tabasco está compuesta por sal, vinagre y chiles. Eso es todo. Conocer la fábrica de Tabasco es toda una experiencia porque uno pensaría que un producto tan vendido se fabricaría en distintas partes del mundo, pero no, todo llega a la isla Avery donde es la salsa es producida y cuya historia no es la de una sola familia, Tabasco es una empresa orgullosa de tener empleados de la misma familia que han vivido en la isla por generaciones.
Después de aprender que no es México, sino Japón, el principal mercado internacional de Tabasco, decidimos poner a prueba el sabor de la salsa y sus derivados en un festín de papas a la francesa con chilli, pepinillos fritos, gumbo y mucho más. El día estaba terminando y el viaje apenas iba comenzando, por lo que subimos al transporte y decidimos conocer la capital de Louisiana, Baton Rouge, del que hablaremos en nuestra siguiente entrada sobre todo lo que puedes conocer en Louisiana.
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