Por Mariana Rubio
Las fiestas patrias se acercan, y junto con ellas vienen toda clase de eventos, planes y claro, un fin de semana muy mexicano.
Pero este no sería lo mismo, si no sintonizamos el grito del presidente por la televisión en vivo. Y aunque muchos ojos se centran en el mandatario, la primera dama sin duda suele robar miradas.
Y un evento tan importante para nuestro país, merece el outfit correcto. Pro no siempre sucede esto. Por lo que te presentamos a las últimas tres primeras damas, quienes con su estilo característico, lograron en encantar, e incluso aterrorizarnos en algunos casos.
Angélica Rivera
La actual primera dama se distingue por su estilo. Elegante, sobrio, usando colores lisos, y olvidándose de los escotes tan populares en la pantalla chica, Rivera sin duda ha refinado su look.
Para su primera grito, escogió un vestido verdes esmeralda del diseñador mexicano; Benito Santos, (también favorito de las missses). El encaje ceñido al cuerpo, y su muy favorecedor color, hicieron que la primera dama, se luciera, aunque el vestido le sumó algunos años.
Margarita Zavala
La esposa del ex presidente Felipe Calderón nunca se distinguió por su estilo. Siempre junto al mandatario, Margarita demostraba poco interés en la moda. Y aunque en ocasiones especiales le ponía especial interés a ésta, nunca logró nada espectacular en la materia.
Te presentamos algunos de sus looks del grito, que si algo tuvieron, fue un toque mexicano. Poco glamour, y vestidos que gritaban que intentaba demasiado, fueron quizá el común denominador de la inteligente primera dama.
Martha Sahagún
La historia de esta primera dama y el ex Presidente Vicente Fox, muchos mexicanos se la saben. Y es que quien se convirtiera en primera dama a mitad del sexenio, no era reconocida por su sentido de la moda definitivamente. Martha Sahagún optaba casi siempre por un pantalón en lugar de falda. Los suit pants eran lo suyo, y así lo confirmó el día del grito, ya que optó por un pantalón y un top sin mangas.
No te pierdas la galería con lo mejor y peor de nuestras últimas tres primeras damas, para comenzar a celebrar el grito.
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