En 2011 Adele lanzó su segundo disco de estudio, que nuevamente fue nombrado con la edad que la cantante tenía al momento de grabarlo. 21 Es la prueba de que la edad no es límite para demostrar el talento de los artistas, pues casi 10 años después de su lanzamiento, pocas cosas han logrado lo que ese disco.
Aquí Adele se muestra aún más vulnerable de lo que lo hizo en 19, pero también refleja mayor fuerza de voluntad, tomando decisiones propias, así como reflexionando sobre lo perdido sin necesidad de buscar recuperarlo.
El disco abre con Rolling in the Deep, una de las canciones pop más emblemáticas del siglo XXI. Con un característico sonido que permite identificarla desde el primer segundo, la canción transformó la vida de una artista relativamente famosa en Reino Unido y otros países, y la convirtió en una sensación a nivel mundial.
La canción muestra el lado vengativo que la música y las palabras pueden tener. Se trata de una carta sin tregua contra su exnovio, quien le dijo que era una persona que siempre estaría sola y que su vida sin él sería aburrida. Rumor Has It, demuestra que si bien ahora él tiene a alguien más, realmente no ha podido superar a la cantante e incluso los chismes dicen que la está buscando de regreso. Turning Tables es una clásica canción de desamor con la que cualquiera se puede identificar, esa necesidad de soltar porque seguir viendo a la persona que amas o amaste sólo trae dolor, pero la incapacidad de tener la madurez para hacerlo por completo.
El disco de Adele no es una pieza conceptual para analizar por horas, no se trata de un experimento sonoro, es un disco producido por algunas de las grandes mentes maestras de la música contemporánea como Rick Rubin y Paul Epworth, quienes ayudaron a explotar la verdadera capacidad de Adele, pero sobre todo es la prueba de que la cantante puede hacerte sentir las peripecias del amor con su voz.
Basta con llegar al final con Someone Like You para entender el carrusel de emociones que significa el disco, desde la amargura y el despecho, hasta la aceptación y el perdón. 21 es su propio ecosistema de emociones y aunque su popularidad ha hecho que muchos los consideren un disco pop entre muchos otros (Pitchfork ni siquiera hizo una reseña del disco y Rolling Stone le dio solamente tres estrellas y media), se trata de una de las mejores obras de lo que va del siglo XXI.