Por azares del destino y porque simplemente a veces así se dan las cosas, tuve la oportunidad de visitar Lina dos veces en la misma semana, con diferente compañía y en diferente horario. Estas visitas diferentes me constataron que mi primera percepción fue correcta. Lina es uno de esos restaurantes donde todo embona bien, todo tiene su lugar y razón de ser.
Es un espacio muy bonito, sencillo, acogedor con buena luz a la hora de la comida y luz tenue y agradable por la noche, donde las velas no pueden faltar. Los espacios son amplios y agradables y aunque el restaurante esté lleno, no se siente uno invadido en su espacio vital. Cuenta con una larga, muy larga barra donde se encuentra la cocina y el equipo liderado por Mariana Villegas. Una de las primeras impresiones que me dio después de observar la interacción del otro lado de la barra es que todo fluye en armonía.

Pero quién es Mariana Villegas, la chef tiene una vasta trayectoria internacional, desde sus inicios en el Culinary Institute of America y su paso por Pujol, Cosme y el Union Square Café en NYC, fue chef residente en Fulgurances L’Adresse en París y chef ejecutiva del Grupo Contramar. En 2023 inauguró Lina, materializando así su visión personal en la Roma Norte. El diseño del restaurante refleja la filosofía culinaria de Mariana tanto como su personalidad, abierta, sencilla y cálida.
Cada plato en Lina está diseñado para realzar sabores genuinos, con hierbas frescas y cítricos que aportan una acidez equilibrada y vibrante. La propuesta culinaria es una sinfonía de sabores frescos, con un menú que evoluciona constantemente de acuerdo con lo que ofrece cada estación.
La propuesta de Lina está íntimamente ligada a su respeto por los ingredientes locales y prácticas sostenibles que estoy seguro, la colocarán muy pronto como uno de los must en la CDMX. Una propuesta de herencia claramente mexicana, pero con tradiciones y técnicas globales. Los productos de mar y sus vegetales de temporada, cocinados en la parrilla de leña – el corazón de su cocina – son el fuerte en Lina. Hay que probar la ensalada de jitomates criollos y mi favorito, las calabazas criollas a la parrilla, acompañadas de una salsa de piñón, dashi ahumado, vinagre negro y hierbabuena. El ceviche de almeja chocolate es también una excelente opción, preparado con sandía, xoconostle y chiltepín. Si hablamos de plato fuerte la arrachera de wagyu te va a dejar sin palabras. Mientras que de postre te recomiendo pedir la tarta de higos con un carajillo, uffff, vuelvo a acordarme y me dan ganas de regresar.
La selección de vinos es otro gran atractivo de Lina, bodegas emergentes y vinos naturales que cumplen con los valores del proyecto y privilegiando a pequeños productores artesanales.
No olvidemos al final del día, que Lina además de ser una magnífica opción para cualquier ocasión, es un proyecto profundamente humano. Enfocado en su gente como en su producto. La sostenibilidad laboral y el bienestar del equipo son tan importantes como el producto final que presentan frente a nosotros. Es un espacio especial y memorable en todos los sentidos. Un lugar al que realmente te recomiendo si todavía no visitaste, porque la experiencia es increíble.
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