Algunas mujeres llevamos en el bolso una pequeña cosmetiquera llena de labiales, polvos y maquillaje extra que puede llegar a convertirse en un foco de infección solo por el hecho de guardarlas ahí.
Las brochas son los objetos más vulnerables de todo el kit, pues están en constante uso y totalmente expuestas a bacterias que pueden causar desde irritaciones hasta brotes de acné y lo peor que es que pueden traspasarse a tu maquillaje y convertirse en un eterno dolor de cabeza.
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Para que no pase esto, todas tus brochas – de la más pequeña a la más grande–deben de tener una rutina de limpieza especial. Cada dos semanas como máximo es necesario que las laves para que eliminar cualquier riesgo y aumentar su tiempo de duración.
Sigue estos sencillos pasos para lograrlo y no te arrepentirás:
1. Utiliza agua tibia para lavarlas. No debe ser agua caliente, pues puedes dañar el pelo de la brocha.
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2. Cuida que el agua caiga a favor de la dirección del pelo. Así el mango no se dañará y la limpieza será mejor.
3. Aplica un poco de jabón liquido y frota suavemente contra la palma de tu mano. Enjuaga hasta lograr que todos los residuos de pintura y jabón se eliminen.
4. Pon a secar en posición horizontal. En una toalla de papel para eliminar el exceso de humedad.
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5. Lávalas por la noche. Así estarán listas para usarse cuando te tengas que maquillar en la mañana.
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